miércoles, 8 de agosto de 2018

LA CHICA DEL ADIOS


Era bonita, agraciada, coqueta y presumida y, cuando la saludaban sus amistades, ella decía: “adiós”, porque sabía que era un portento de mujer. Se relacionaba poco con sus amig@s, porque su arrogancia no le permitía, estar con los demás chic@s.
Ella sabía lo que valía o podía valer para un buen hombre, pero parecía que los quería tener a todos a la vez, de forma tal, que se estaba quedando sin ninguno.
Tod@s l@s chic@s, salían en pandilla a divertirse: al cine, a un concierto, a una fiesta…, pero ella no se sentía a gusto con est@s chic@s, porque quería ser la flor y la nata de toda la reunión, y eso no puede ser. Todos tienen sus sentimientos y su razón de ser que, por ahora, es divertirse.
No hay nada peor que sentirse orgullos@, como esta chica. Hay muchachos agraciados, más o menos, cada uno tiene sus virtudes y sus defectos, siendo la bondad, la simpatía y la sencillez, junto con la verdad, la lealtad y el buen hacer, las mejores cualidades de la persona.
Esta chica solo quería que la mirasen a ella, los mejores piropos, para ella…, y las demás qué, se chupan el dedo. No se puede ser tan acaparador. Hay que ser persona con sentimientos. Compañero del compañero, amigo del amigo y tratarse con todo el mundo, cosa que nuestra protagonista no hace.
El tiempo dará a cada uno lo que se haya ganado. Porque hoy nos vaya muy bien, no sabemos en el futuro como nos va a ir. Hay que sembrar para recoger. Si no sembramos nada, no recogeremos nada.
Porque llegará el día que necesitaremos a los demás y puede que en ese momento, por desdén, nos den la espalda y nos veamos más solos que la una de la manecilla del reloj.
EL tiempo va pasando, sin remedio, para todos. No podemos detenerlo, ni ralentizarlo, ni acelerarlo. Quien haya sembrado buenas acciones, recogerá bondades y quien haya sembrado tormentas, recogerá tempestades.
Por cierto, que nuestra protagonista, ahora se llama la chica del “HOLA”.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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