Llamadas también tacos. Debemos evitar decirlas, porque son
de mala educación y dicen poco bueno de nosotros. Nuestro idioma es muy rico en
palabras, para cualquier momento. Ya sea de enfado o coloquialmente, podemos cambiarlas
por otras que no sean malsonantes.
Son vulgarismos, que pueden ofender a nuestros contertulios,
ya sea en familia, con los amigos, vecinos o cualquier persona con la que
dialoguemos, charlemos…Es en los momentos de ocio, con los amiguetes, cuando se
suelen decir estas palabras, que todos conocemos y que no debían salir de
nuestra boca nunca.
Se dice que es de cachondeo, que no tienen maldad, pero
pueden ofender a personas con buena educación. Ello no quita que estemos
alegres y con ganas de vivir. Lo bonito es jugar con las palabras que,
mayormente, deben de ser de elogio, para con
todos.
Parece que hacemos una gracia, cuando las mentamos, y no es
así, más bien venimos a demostrar nuestro mal gusto. Yo no mentaré ninguna de
ellas, para no dar mal ejemplo, a quien lea estas palabras.
Hay muchas y todas reflejan el mal gusto de quien las dice,
porque hacen alusión a la hombría, a la gran mujer o a la gallardía, que se
supone que tiene quien las pronuncia. No es así, lo que demuestran es la mala
educación y los malos modos.
En lugar de esas palabras hay otras, que viene a decir lo
mismo y, sin embargo, no hieren la sensibilidad del que nos escucha. Hay muchas
formas de decir la misma cosa, con educación y sin ofender a nadie.
Son las clases sociales bajas las que más usan estas
palabras.
No se dan cuenta de que dan mal ejemplo a quien las oye y no
agradan a las personas educadas, que no tienen porque ser los pobres.
También algunos ricos las usan, pero deberían tener en cuenta
su clase social y distinguirse de aquellos que usan estos vulgarismos, tacos o
palabras malsonantes.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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