Está la aventura. Cuando vamos por sitios desconocidos o
hablamos con gente desconocida, tenemos que improvisar, porque es una ciudad
extraña o con gente extraña y no sabemos lo que vamos a hacer o lo que le vamos
a decir, ni sabemos hacia dónde dirigirnos, porque no conocemos.
La gente es nueva, para nosotros, y quizá habla otra lengua o
idioma, que no es el nuestro. Se supone que estamos de viaje. Buscamos nuestro
hotel y tenemos que preguntar. Ante los turistas, casi todo el mundo, es
complaciente y trata de indicarles, lo mejor que sabe. Sino con palabras, con
gestos. Si hablamos algo del idioma indígena, puede que nos aclaremos.
Una vez en el hotel, todo es más fácil. Hay intérpretes que
nos indicarán, cual es nuestra habitación, hora del desayuno y demás.
A la mañana siguiente nos dirigiremos a la oficina de
turismo, para preguntar qué sitios se pueden visitar, donde podemos comer, qué
cosas interesantes y desconocidas para nosotros hay en esta ciudad.
Si nos perdemos, cosa muy común, podemos preguntar a algún
policía, que graciosamente nos indicará, donde estamos y hacia donde nos
podemos dirigir para visitar los monumentos y cosas interesantes de la ciudad.
Si vamos por el campo, podemos contemplar paisajes exóticos,
plantas y árboles interesantes y desconocidos para nosotros. Si llevamos cámara
de fotos, nos podemos fotografiar, en los rincones más bonitos, que hemos
escogido para visitar. Sino, con el móvil.
Lo desconocido siempre es interesante, porque en nuestra tierra,
no hay la vegetación y los animales autóctonos de aquí. Debemos ir provistos de
mapas, herramientas y todo lo que podamos necesitar.
Ante lo desconocido, debemos ser precavidos, por ejemplo, por
si hay animales venenosos, plantas urticantes o tribus que puedan ser más o
menos amigables. Todo es una aventura para disfrutar solos o mejor en grupo,
para poder disfrutar a tope.
Lo desconocido es para gente que gusta de viajar a sitios
nuevos.
JOSÉ ANTONIO MERIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario