Los ciclos son carruajes y bicicletas y los motociclos, son
las motos, propiamente dichos. Los primeros contribuyen a reducir la
contaminación y los segundos agilizan el tráfico rodado.
Bicicletas hay muchas en nuestra ciudad y con ellas hacen
deporte las personas que las conducen. Carros hay pocos. Ya no se llevan, tan
solo los coches de caballos para pasear a los turistas, que visitan nuestra
ciudad. Para ellos este es un aliciente más, en el viaje a nuestra tierra.
Motos hay a montones. Son peligrosas para quien las conduce y
para los peatones. Son sofisticadas y con el motor muy grande. Cuando un peatón
cruza una calle ha de tener mucho cuidado con ellas.
No se ponen el casco de seguridad, montan a menores, para
ellos no hay semáforos, muchos llevan el pie colgando, fuera de la moto (lo que
es peligroso para ellos). Arrancan y parece que vuelan.
Son muy prácticas en verano, se va fresquito, se llega en un
momento a los sitios y se aparca con facilidad. En invierno no son tan
atractivas, porque hace frío, con el firme mojado, resbalan y van al suelo. Ya
se sabe, en moto los paragolpes son los brazos las piernas y la cabeza. Todo
cuidado es poco.
Por su motor pequeño, respecto de los coches, contaminan
menos y son prácticas para desplazamiento cortos. Para viajes largos, son más
incómodas, ya que no tiene respaldo y su
asiento es más incómodo que el de los coches.
Son los jóvenes los que más gustan de viajar en moto. Por
muchas razones: son un aliciente para ellos, les gusta viajar a gran velocidad,
es un medio de transporte barato, se sienten un poco más libres, les gusta
conducirlas, hombres y mujeres, van toda mecha. Las mujeres son más prudentes.
Modernamente se han sacado motos de tres ruedas, una detrás y
dos delante. A mí no me gustan. El piloto de moto gusta de disfrutar del
equilibrio que tiene conduciendo esto cacharros, que bien llevados son un
disfrute.
Ponte el casco, arranca tu moto y a correr millas por ahí.
JOSE´ANTONIO MÉRIDA.
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