Es una gran comodidad para el que lo tiene, pero si es para
usarlo solo en la ciudad, no le merece la pena, salvo que lo necesite para su
trabajo o para desplazarse allá donde no llega el autobús.
No es solo comprarlo, sino mantenerlo: el seguro, la
gasolina, hay que cambiarle el aceite, los filtros, las luces, que si das un
roce y tienes que arreglarlo, los frenos, el disco de embrague, la correa de la
distribución, que si se pincha una rueda, la inspección técnica de vehículos…
Si no tienes que salir de la ciudad, más te vale ir en autobús,
ahorrarás en dinero, en problemas y llegarás igual, sin tener que aparcar, que
ya es difícil. A todos nos gusta la comodidad y como más cómodo es tener coche
o moto. Puedes salir en cualquier momento y dirección.
Lo que si está claro es que resulta más caro y problemático.
Cada cual elige según sus posibilidades y necesidad lo que mejor le conviene.
Si es una moto, al menos, no tiene grandes problemas para aparcar.
Yo hace años que dejé de conducir, por mi enfermedad y estoy
el doble de tranquilo que cuando tenía auto. Voy a todos los sitios andando o
en autobús y llego bien. Claro está que yo no tengo que trabajar. En mi caso,
los grandes perjudicados son mis padres, que cuando tienen que ir a algún
sitio, no cuentan con el coche que los deje en la puerta del médico o de casa
de algunos de mis hermanos, por ejemplo.
Para una familia pobre resulta muy caro el mantener un coche.
No le vale la pena tanto gasto. Si se pueden apañar, yo les aconsejo que
prescindan de él. A la larga se hallarán agradecidos.
Si se mira desde el punto de contaminar, es mucho más
contaminante el transporte privado que el público. El Gobierno está poniendo
medidas para que los coches que contaminan más no puedan circular. Al ir a
pasar la revisión, cada vez será más dura.
Dejemos los coches para los señoritos, que ellos si se lo
pueden permitir, y vayamos nosotros en autobús. Para una necesidad muy grande,
siempre se puede coger un taxi.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA
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