Aunque somos omnívoros y por tanto comemos de todo, carnes,
pescados, frutas y verduras, legumbres…el pan no falta ni faltará nunca en
nuestra mesa. Es el primer alimento natural, hecho de harina y por mucho que lo
disfracen, seguirá siendo pan.
Lo tomamos a diario con las diferentes comidas que
disfrutamos, pero hay personas en el mundo que no lo tienen, por culpa, ni más
ni menos que de los países ricos, que no ven nunca saciada su avaricia y el
querer tener más y más.
Existe desde que el mundo es mundo, si bien con el tiempo ha
ido evolucionando. Lo más normal es que lo tomemos en las tres comidas,
acompañando a cada una de ellas.
A mí me gusta el pan de pueblo, porque tiene más textura y
sabor. Si es cocido con leña, mejor que mejor. Si lo olfateas, huele bien, por
eso, porque es natural y alimento insustituible.
Lo hay de muchas clases: normal, de viena para el desayuno,
de molde, integral…y un sinfín de variedades para todos los gustos.
Diariamente lo compramos, pero si es de pueblo, aguanta
varios días.
Es un regalo de Dios, que no debemos menospreciar. Si se nos
pone duro, podemos hacer pan rayado y si nos sobra podemos utilizarlo como
alimento para nuestros animales. El caso es no tirarlo.
Podemos elaborar, solo utilizando pan, un poco de agua y otro
poco de aceite unas riquísimas migas, podemos freírlo o con harina hacer unas
gachas, que acompañadas de pan frito, miel y leche y están muy buenas. Es esta
una comida de invierno.
Lo mires por donde lo mires, el pan es imprescindible en
nuestra comida de cada día.
Por la mañana podemos tomarlo tostado con aceite y tomate, al
medio día con la comida y por la noche, con la cena.
Come pan, que es salud para el cuerpo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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