Deberían ser solo para los niños, pero se ha convertido en
una costumbre y, claro, a los mayores nos gustan también, pero como está la economía, no nos lo podemos
permitir.
Está claro que a nadie le amarga un dulce, pero los mayores
nos debíamos contentar con hacerlos y ver disfrutar a los pequeños con sus
juguetes. Los niños esperan con paciencia a que lleguen estas fechas para
recibir sus regalos. Les hace ilusión y los más pequeños creen que los traen
los reyes magos de oriente coincidiendo con el nacimiento del niño Jesús en
Belén de Judá, hace muchos años ya.
Procuramos que a todos los niños no les falte su juguete, que
para los que tienen cinco o seis años, debe ser educativo: rotuladores y libros
para colorear, juegos educativos, libros…así disfrutan y aprenden jugando y les
sirve como complemento del colegio.
Si se lo puede uno permitir, se les regala un balón, una
bicicleta o una muñeca para las niñas…
Hay, en el mundo, muchos niños que no tienen juguetes y es
una lástima. Ellos se conformarían con tener para comer, vestir y calzar, un
techo y una cama para descansar.
Todos tenemos derecho a unas necesidades mínimas, pero con la
política de la globalización que hay en el mundo, una minoría tenemos la mayor
parte de las riquezas y la mayoría viven pobres, sin las cosas esenciales.
Volviendo a los regalos, aquí priva el si tú me regalas yo te
regalo y eso no debe ser así. Si se hace un regalo no es para recibir algo a
cambio, es porque sale de dentro y nos lo podemos permitir.
El mejor regalo es la amistad, el cariño, el llevarse bien,
ayudando a los necesitados con el corazón en la mano.
Regala cosas prácticas, que le sirvan a quien se les regalan
y que no tenga que arrinconarlas en el desván.
Que tengas mucha suerte y te hayan regalado muchas cosas.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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