DIOS BENEFACTOR
07-02-2023
Después de los terremotos de Turquía y Siria en los que han
muerto siete u ocho mil personas y se hayan desaparecidas otras veinte mil, que
pueden estar entre los escombros: ¿Con qué cara puedo yo decir esto? Pues a
pesar de los pesares así es. Las razones a qué pueden venir estas desgracias,
no las sé. Él tiene sus leyes, que nosotros no cumplimos y nuestra mente no
alcanza a comprenderlas, quizá por estas cosas y otras como estas la gente no
cree que haya un Dios Benefactor.
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Lo más importante para Él es la salvación de las almas, todo
lo demás es menos importante. Desde un punto de vista humano esto es increíble.
En estos momentos de angustia y dolor es cuando tiene que salir a relucir
nuestra Fe de creyentes, siempre apoyando a los damnificados que sufren el
dolor y la rabia por ser castigados con estas catástrofes, que creemos no
merecer, por eso precisamente tenemos que sacar fuerzas de flaqueza para afrontar
estos sucesos.
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Vosotr@s diréis que estoy loco y es cierto, pero loco de amor
por mis gentes, que a pesar del dolor siguen adelante, luchando por un mundo,
que quizá no merecemos, pero es el que nos ha tocado vivir. Hay que tener
esperanza en que vendrán tiempos mejores. A mí me faltan las palabras para
defender la supremacía de Dios, pues aunque no lo parezca, también soy humano.
Casi siempre son los países más desgraciados los que sufren estos males.
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Pero hay para todos, no olvidemos el volcán de la isla del Hierro,
los sunami de los países tropicales, los incendios de cada verano y miles de
sucesos que ocurren cada año. Esta vez le ha tocado a Siria y Turquía, otra vez
nos tocará a otros. Mi más sentido pésame a los afectados y aceptemos al mundo
como es y no como quisiéramos que fuese.
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Hemos de pensar que
toda esta desgracia, quizá es por nuestro bien, que no es un castigo, sino una
advertencia de que todo el bien que poseemos se puede ir al traste en cuestión
de horas y que no somos nada ni nadie para enfrentarnos a las decisiones del
Todopoderoso, que es el único que sabe lo que nos conviene. Ya sé que, si
hubiese sido el terremoto en Málaga, pensaría de otra manera, que el que muere
no sufre tanto como los que quedan heridos, atrapados entre los escombros y sus
familiares que no saben si están vivos o muertos.
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No puede olvidársenos que aquí estamos de paso y que el día
menos pensado pasaremos a mejor vida y eso no sabe nadie cuando va a ser.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.
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