lunes, 9 de septiembre de 2019

UN HOMBRE DE VERDAD


No es ese que presume de machote y en cuanto tiene un problema, es un corderito que entra por todas, enfrente del que es un mequetrefe, que nada sabe de la vida, que es un chulo de tres al cuarto y que no es capaz de tomar una decisión propia de un valiente.
Ese que es muy atrevido en los bares, entre copas, no es nuestro hombre. El que lo es, es el que no se achanta, cuando las cosas van mal: por falta de trabajo, problemas con su esposa o hijos, con una mujer que no sabe estar en su sitio.
Entonces es cuando el hombre tiene que actuar, con inteligencia, serenidad, buena vista y dialogando, decir qué se debe hacer.
Me tacharéis de machista, pero en esta sociedad, que la mujer quiere llevar los pantalones, para que no se le caigan, deberá hacer caso a su marido. Siempre teniendo en cuenta los pro y los contra de cada caso. De contrario esa familia irá a la deriva.
Un hombre está para servir a su familia, pero no para que le tomen el pelo a las primeras de cambio y venga a ser un juguete de su mujer y de sus hijos, a los que debe querer y respetar.
A la hora de cambiar de domicilio, por ejemplo, la mujer se fijará en lo lujoso. El hombre valorará si esa casa les conviene, por precio, vecinos, cercanía de centros educativos…
Al final, muchas veces se hace lo que dice la mujer, lo que es un error garrafal, porque ella mira lo lujoso, no lo práctico.
Es este el momento en el que el hombre, debe sacar a flote su gallardía (ojo que debe ser de mutuo acuerdo) y decir qué se debe hacer y que no se venga abajo, por los ruegos de su esposa.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario