Son esas personas que beben, asiduamente alcohol, hasta el
punto que pierden la noción de las cosas. Los hay que beben y son pacíficos y
no se meten con nadie, pero otros se vuelven agresivos, buscan bronca y les
dicen cosas a las mujeres, o las violan.
Los adictos a esta droga, no se contentan con beberse una
copa o dos cervezas, tienen que beber hasta hartarse. Lo malo del caso es que
luego cogen su vehículo y crean peligro al tráfico rodado. Si se hicieran daño
solo ellos, que se apañen, pero pueden atropellar a un peatón o embestir a otro
vehículo.
Uno, si no va a coger el coche, puede beberse una copa o dos
cervezas, pero no, se beben 5 o 6 copas u 8 cervezas y dan un poquito de asco,
porque babean, les cambia el timbre de la voz y quieren saber más que
nadie de cualquier conversación.
Si topan con personas tolerantes, la cosa va bien, pero si lo
hacen con personas que no tienen aguante, ya está la fiesta liada. Es
vergonzoso tener un carácter así, de borracho y liante.
Los hay que beben solo cuando tienen descanso en el trabajo,
pero otros van bebidos a él y corren el riesgo de ser despedidos.
Con lo bonita que es la vida del no bebedor, dialogante de
cosas productivas, que llenan a la persona, que hace que se sienta dichosa, que
alegran el corazón del que es congruente.
Nada más te bebes una copa, tu cabeza no funciona bien, como
es de desear, el trato con los demás no es el mismo.
Si lo puedes evitar, no bebas en demasía, que eso degrada a
la persona y además le hace daño a su cuerpo.
Lo más bonito es estar sereno siempre.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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