Y son muchas las personas que se alegran, porque han pasado
una estación de mucho calor, trabajando o en sus tareas. Se va el verano y con
él los días de mucha luz, de playita…
Yo también he pasado calor, pero temo más al invierno de días
cortos, de poca luz, de frío, de días lluviosos…Soy un pájaro raro, que se le
va a hacer, de todo tiene que haber en este mundo.
El verano también tiene de bueno que vienen los turistas, que
dejan dinero y crean trabajo en nuestra ciudad, si bien es verdad que ahora se
aproxima el turismo de invierno, los mayores.
Este verano ha sido duro, con muchos días de calor intenso,
con muchos incendios forestales, que han arrasado con miles de hectáreas de
bosque y matorral. Muchas veces fortuitos, otras veces ocasionados, tristemente,
por la mano del hombre.
De quemarlos se acuerdan, pero de reforestarlos no. No hay
nadie dispuesto a reponer los pinos quemados, ni Asociaciones desinteresadas,
ni del Ministerio de Medio Ambiente.
La estación más bonita es la de las flores, la primavera. No
hace frío ni calor y el campo se viste de amapolas y margaritas. También tiene
cosas malas, por ejemplo, las alergias.
Lo más bonito de todas las estaciones es llevarse bien (que
pesado soy), con la familia y con los amigos e ir haciendo amigos nuevos, para
que nuestro tiempo se colme e alegría y felicidad.
En verano se pone de moda la canción del ídem, que suele ser
pegadiza y machacona, pero que tarareamos todos, cuando nos sentimos dichosos,
alegres o por quitarnos el muermo de encima.
La rueda de las estaciones no para, pronto entrará el otoño…
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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