Todas las noches, mientras nosotros dormimos, un personaje se
pasea por nuestro tejado. En el silencio de la noche mira la vida pasar, sin
grandes preocupaciones. Tan solo necesita comer, beber, hacer sus necesidades…y
buscar una compañera para procrear y que siempre haya descendencia suya.
Tan solo teme a los perros, que pueden hacerle daño o
matarlo. En la realidad, su vida es muy parecida a la de las personas, solo que
ellos no tienen que trabajar. Gusta de la compañía de nosotros, o sea, como
nosotros busca el cariño de los demás.
No lo maltrates, sino más bien, cuídalo, que será un amigo
más en tu repertorio, que con poco se contenta, al contrario de los humanos,
que necesitamos mucho y aun así no estamos contentos.
Los animales son seres vivos como nosotros, a veces están
tristes, a veces pletóricos. De ellos tenemos mucho que aprender, pues como
digo, con poco se conforman y viven más felices que nosotros, en su mundo, que
es el nuestro, que es el de tod@s.
Ese mundo que todos debíamos cuidar y no lo hacemos, por
pereza, por falta de escrúpulos comerciales, dice la canción, deberíamos ser
civilizados como los animales, que no ensucian sino lo preciso y no contaminan
el ambiente, cosa que nosotros si hacemos y no ponemos remedio a ello.
El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la
misma piedra. Que razón tenía nuestro querido amigo y amante de los animales,
ya desaparecido, Féliz Rodríguez de la Fuente. Él no le haría daño ni a una
hormiga, porque esta no le hace daño a nadie.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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