Es un tiempo concedido a los escolares de algunas provincias,
entre ellas Málaga, para que estos se puedan olvidar un poco de las aulas. Este
año comprende desde el 25 de febrero al tres de marzo. Además tiene dos días de
compensación por fiesta local, el 19 de agosto y el 8 de septiembre.
En esta sociedad es muy importante aprender, pero también es
necesario el ocio o tiempo libre para que los escolares se relajen, disfruten y
además aprendan.
Se hacen actividades extraescolares que son educativas,
fortalecen al niño y son relajantes del stress, de la monotonía de cada día.
Los niños hacen lo que quieren y cuando quieren y se olvidan, de las aulas.
Se pueden organizar campamentos donde aprender a pintar
acuarelas, dibujos y además juegos de mesa, cartas, parchís, dominó, la oca,
dados entre otros muchos, donde los escolares disfrutan aprendiendo cosas que
les gustan. No conviene hacer demasiados talleres, sino se convierte en una
segunda aula.
Más vale que los niños se diviertan jugando a juegos de niños
y que se lo pasen bien y que olviden por unos días el colegio.
Vuelvo a insistir en que estos días deben de ser de ocio, que
los niños hagan lo que les apetezca, que le hagan olvidar el colegio por unos
días.
Y es que en esta sociedad hay mucha competencia, lo que
obliga a los escolares a esforzarse sobremanera, que les causa stress.
Más vale que se lo tomen con un poco de serenidad. Tienen
tiempo de aprender cosas y prepararse para la vida profesional. Luego resulta
que un estudiante con tres carreras, se tiene que contentar con trabajar en una
oficina con un sueldo menor al que corresponderían sus conocimientos. O bien
tiene que emigrar al extranjero para conseguir un puesto y un sueldo acorde a
sus conocimientos.
Volviendo al tiempo libre, los talleres o actividades deben
ser juegos y no una asignatura más.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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