Crecen y se desarrollan en un mundo donde las marcas y el
consumo masivo predominan en sus vidas (Sociedad globalizada). Piensan en la
situación de hoy, dejando los momentos pasados y el futuro a un lado.
Solo piensan en el momento actual y el consumismo hace que
sus vidas sean muy ambiciosas. Algunos estudian 2, 3 y hasta 4 carreras, hacen
masters.
Todo por conseguir un buen puesto de trabajo, donde ganen
bien, pero no hay puestos para todos y tienen que emigrar de España.
La gente adulta ha tenido que adaptarse a las nuevas
tecnologías, cosa que no es fácil para algunos que no tienen apenas estudios.
Hoy lo hacen casi todo las máquinas y los más mayores no
saben manejarlas, lo que es un problema a la hora de gestionar algún papel.
Los jóvenes de hoy viven el presente y les es muy difícil
independizarse o casarse, tener hijos, adquirir bienes muebles e inmuebles.
Viven un presente incierto, porque no hay seguridad para nada. Todo se lo
tienen que plantear a muy largo plazo.
Es consumismo el querer satisfacerse de los bienes materiales
y se olvidan de lo viene morales. Esto les interesa a las empresas que venden
más y más productos. Los precios suben, los sueldos no.
La tecnología avanza a tal velocidad que lo que compramos hoy,
mañana se ha quedado ya antiguo y no está la economía de los jóvenes para
cambiar de móvil, televisor, ordenador…Todos los días.
Los productos se hacen pensando en los jóvenes, en el hoy y
que tengan una vida corta, para hacer mayor negocio, lo que hacen que la
juventud no se pueda comprar un piso, por ejemplo. No les llega el sueldo para
tanta y tanta cosa como el mercado globalizado ofrece.
Las empresa fabrican productos, pero la gente compra marcas,
porque le dan más confianza. Entre ellas se disputan sacar lo más nuevo, para
que se gasten el dinero en productos más modernos y precisos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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