lunes, 31 de diciembre de 2018

EL LADRÓN DE SUEÑOS


Era un tipo ruin y malicioso que se dedicaba a quitarle la ilusión a las personas, de lo que tenían en proyecto. La gente se desilusionaban y abandonaban las tareas que tenían previsto hacer.
Era un tipo feucho y mal arreglado, pero muy listo y se aprovechaba de su condición para echar a perder los planes de la gente, que estaba ilusionada con su vida y su quehacer diario y que tenía ilusión por sus cosas, que eran de lo más normal del mundo.
A unos les gustaba la música, soñaban con ser virtuosos de algún instrumento. A otros les gustaba escribir, como yo, historias de la vida. Pero aparecía el ladrón y les quitaba la ilusión diciéndoles que eso no valía para nada. Menos mal que conmigo no puede y sigo escribiendo, todos los días historias de la vida y de la gente.
Acechaba, el ladrón a sus víctimas y las hacía desistir de sus sueños, que eran de una persona normal, el arte,  las manualidades y otros, simplemente hacer bien su trabajo.
No hay persona más tosca que la que se mete en la vida de los demás.  Máxime cuando es para estropear sus planes. La gente es sencilla y se dejaba llevar por los malos augurios de este sinvergüenza, que rondaba a sus presas en la oscuridad de la mentira.
Les “aconsejaba” que hiciesen como él y que serían felices en su tarea y ellos se dejaban llevar por este pillo que era elocuente en sus engaños y la gente quedaba complacida con él.
Al pillo de marras le gustaba lo que hacía y era feliz atormentando a la gente, que como corderos, caían en las garras del lobo, que acechaba a los más débiles para hacerlos caer en su trampa, que era propia del demonio. Menos mal que también hay gente buena que da útiles consejos a todo aquel, que sin darse cuenta, cae en las garras del chacal.
Si tienes una ilusión, ponla en práctica y no te dejes llevar por malos augurios, que a ningún sitio llevan.
La gente aconseja, pero tú eres libre de hacer lo que quieras.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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