Y ni el mejor cocinero sabe la receta. Es un guiso de pasión,
de cariño, de amistad…El perol es el mundo y los ingredientes somos nosotros.
El cocinero es el espíritu que nos ronda y que quiere
llevarnos por el buen camino hacia nuestro destino que es el Cielo. Ten
cuidado, no te equivoques y vayas a caer en el hoyo.
Se cuece a fuego lento, con mesura y es más sabroso que
cualquier manjar que se pueda degustar. Tiene todos los ingredientes para salir
perfecto.
No es cosa de un día ni para varios días, es la vida y para
siempre. Hay menú para todos los gustos. No te olvides de apuntarte a la
comilona, que ya empezó y terminará cundo nos vayamos al Cielo.
Apúntate cuanto antes, pues las plazas son limitadas. Hay
sitio para que todos podamos acomodarnos y disfrutar de una vida nueva, sin
tapujos, sin desperdicio para saborearla una eternidad.
Hay un traje para cada comensal, todos distintos, todos
preciosos. No te quedes sin el tuyo. Aférrate a la verdad y olvida viejos
rencores que no llevan a ningún sitio.
Hombres y mujeres, niños y niñas, estáis todos llamados a
este evento si igual, que es como una feria, donde no faltas de nada y todo es
gratis. No hace falta dinero. Está todo pagado.
Nos deleitaremos de lo más rico que existe en el mundo. Ven,
no te quedes atrás. Empieza hoy mismo. No te quedes rezagado que la fiesta va a
empezar. Hay de todas las atracciones, de todas las mascotas. Todos cabemos en
ese mundo, que es el nuestro.
Aférrate bien, no te vayas a caer y te pierdas la fiesta, que
durará para siempre.
Tráete a toda la familia, amigos y conocidos.
No lo dudes, es lo mejor que hay. No habrás visto nada igual.
Entre risas y bromas nos entregaremos los unos a los otros.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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