Se trata de que hay gente que compra cosas que no le hace
falta para nada. Cuando llegan a casa las guardan en un armario y allí se
quedan muertas de risa, porque nadie las usa.
Como si no hubiera donde gastar el dinero. Seguramente que
les sobra y más seguro es que son gente enferma, que no sabe lo que hacer con
el dinero. Es una lástima que haya personas así.
Si se compra algo es con intención de usarlo, no porque nos
parezca atractivo o el vecino tenga uno igual. Yo conozco gente que gasta el
dinero por gastar. Que se lo den a un pobre y tendrá un sitio en el Cielo para
ellos.
A todos nos gusta salir de compras. Es bonito y estimulante,
pero compremos con la cabeza, no con los ojos, que se van detrás de las cosas
que ponen en los escaparates, pero que, si lo pensamos, a nosotros no nos valen
para nada. Es comprar por gusto o porque hay rebajas.
Porque mi vecino tiene uno y yo no quiero ser menos que él,
es lo que realmente pensamos, pero so pedazo de burro para qué quieres una
corbata si tú no tienes traje.
Es que he visto a mi
vecina y está chulísima. Piensa un poco si a ti te irá igual de bien. Es como
comprar una funda para el coche si tú no tienes coche. Absurdo ¿No?
Si tuvieras mucho dinero entrarías en unos grandes almacenes
y te lo llevarías todo, hasta el dependiente, para que te cuente las novedades
de moda, lo que queda más chic.
Para qué quieres una cafetera si tú no tomas café. Por qué te
compras unos zapatos de charol si ya tienes unos. Algo hay en tu cabeza que no
funciona bien.
Para qué quieres catorce camisas si tú solo usas cuatro. Te
va el royo. Cómprate un trasatlántico y lo pones en el salón. Es la última moda.
No derroches el dinero que hay muchas cosas útiles que
comprar, que hacen falta en casa.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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