Deberíamos cuidarnos un poco más. Física y espiritualmente.
Nuestro cuerpo no es de hierro y no aguanta todo lo que le echen. Empezando por
cuidar nuestra alimentación, hasta no trabajar en exceso.
Si nos cuidamos nosotros mismos, de igual forma cuidaremos a
los demás. Si nos gusta que nos inviten, de igual forma, invitaremos a los
demás. Si nos gusta que nos saluden, de la misma manera saludaremos a los
demás. Es una cadena, aunque algunos lo nieguen, que nos une y nos lleva bien
por esta vida.
No importa de que familia seamos, ni de que país, ni raza, ni
etnia, debemos mirar tanto por los demás, como por nosotros mismos, y ¿Quién no
se quiere a si mismo?
La alegría de vivir vendrá a nosotros de la mano del hermano, porque de él depende
que seamos dichosos o no. Si hacemos obras de caridad, estas volverán a
nosotros, de mano de otra persona.
La caridad, bien vista, es beneficiosa para nosotros mismos,
porque la persona que la recibe, nos lo agradecerá con el alma, que vale mucho.
No te niegues nunca a ayudar al desvalido, porque este te
devolverá con creces el favor que le haces. La vida da muchas vueltas y lo que
das hoy, lo puedes necesitar mañana y hace falta una persona que te lo de.
Hay personas para todo. No siempre se puede dar lo que nos
piden, porque hay mucho aprovechado y listo, que está a ver que puede pillar
por ahí.
No te importe, al dar limosna, en qué la va a gastar. Él verá
lo que le conviene y lo que no.
Muchas personas dicen: es que se lo va a gastar en drogas. Yo
no se lo doy.
No nos debe a nosotros incumbir eso. Cada uno sabe llevar su
vida, si bien es bueno, dar un consejo. ¡Mira que bien lo haces! Debemos
decirle.
Debemos ser buenas personas y dar limosna a quien nos la
pida, sin importarnos en qué la va a gastar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario