sábado, 22 de septiembre de 2018

POR TÍ, POR MÍ, POR LOS DEMÁS


Deberíamos cuidarnos un poco más. Física y espiritualmente. Nuestro cuerpo no es de hierro y no aguanta todo lo que le echen. Empezando por cuidar nuestra alimentación, hasta no trabajar en exceso.
Si nos cuidamos nosotros mismos, de igual forma cuidaremos a los demás. Si nos gusta que nos inviten, de igual forma, invitaremos a los demás. Si nos gusta que nos saluden, de la misma manera saludaremos a los demás. Es una cadena, aunque algunos lo nieguen, que nos une y nos lleva bien por esta vida.
No importa de que familia seamos, ni de que país, ni raza, ni etnia, debemos mirar tanto por los demás, como por nosotros mismos, y ¿Quién no se quiere a si mismo?
La alegría de vivir vendrá a nosotros  de la mano del hermano, porque de él depende que seamos dichosos o no. Si hacemos obras de caridad, estas volverán a nosotros, de mano de otra persona.
La caridad, bien vista, es beneficiosa para nosotros mismos, porque la persona que la recibe, nos lo agradecerá con el alma, que vale mucho.
No te niegues nunca a ayudar al desvalido, porque este te devolverá con creces el favor que le haces. La vida da muchas vueltas y lo que das hoy, lo puedes necesitar mañana y hace falta una persona que te lo de.
Hay personas para todo. No siempre se puede dar lo que nos piden, porque hay mucho aprovechado y listo, que está a ver que puede pillar por ahí.
No te importe, al dar limosna, en qué la va a gastar. Él verá lo que le conviene y lo que no.
Muchas personas dicen: es que se lo va a gastar en drogas. Yo no se lo doy.
No nos debe a nosotros incumbir eso. Cada uno sabe llevar su vida, si bien es bueno, dar un consejo. ¡Mira que bien lo haces! Debemos decirle.
Debemos ser buenas personas y dar limosna a quien nos la pida, sin importarnos en qué la va a gastar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario