Es o son los que tienen dinero y poder. Todo lo arreglan con
su falso poderío, que no vale para nada, tan solo para estropear, lo que las
buenas personas hacen de buena fe.
No son personas, son gusanos que conocen la mente de las
personas buenas, para que se unan a ellas en sus malas acciones.
Quieras que no, lo consiguen y el que va por buen camino, lo
engañan y lo vuelven malo con sus correrías y malos modos.
Se creen que son grandes y poderosos, cuando no son otra cosa
que escoria, que andan por el mundo sembrando la maldad. Sus armas son la
pillería y el engaño para hacerse con la “dignidad”, ante la gente sencilla,
que no conoce a esta gente de mal.
Con su poder y su dinero, se hacen con el dominio de la gente
de buena voluntad y les lleva a la perdición, con las mismas fauces del
demonio, que son no más ni menos que ellos mismos.
Recriminan al que va por buen camino, para que lo abandone y
se unan a ellos, perdición del mundo y sus aledaños. Son como serpientes
venenosas, que acechan su presa y si no la pueden conseguir, la envenenan y la
hacen mala para el infierno.
Estos falsos reyes son ratas de cloaca, que se metan en
nuestra casa y nos quieren volver como ellos.
No tengo palabras para describir a esta mala gente, que se
quieren comer el mundo, cosa que no es suyo, que lo tienen prestado, para hacer
sus correrías y vivir como reyes en una tierra que es de todos y no solamente
de ellos.
Nuestro deber es luchar, a uñas y dientes, contra estos
falsos reyes, hasta que les venzamos, con las armas de la bondad, la caridad,
el cariño y la fe que tenemos o tienen las buenas personas.
No sigas nunca sus caminos, ni te dejes engañar por estos
falsos reyes de esta tierra.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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