jueves, 13 de septiembre de 2018

POBRE DE ÁNIMO


Es la persona que tiene mucha vida interior, pero poco ánimo al enfrentarse a la vida. Es dichoso porque se siente feliz consigo mismo, pero no es muy hablador y no tiene mucha relación con su entorno de familia y amigos.
Vive su vida a su manera, a nadie ofende, pero sufre con las injusticias de este mundo. No está conforme con la forma de proceder de sus conciudadanos y demás.
Puedes hablarle, que él te contestará, te saludará y preguntará por tus cosas. No es ambicioso, es tolerante, amigo de los amigos y de los que no lo son, también. Escribe sus historias, porque no tiene palabras para dialogar, con los que se encuentra en su camino.
Su afán es reunir al mundo en una gran familia, que todos se lleven bien y que no haya odio, envidia, avaricia y malos modos. Que la vida funcione bien, como ha de ser y no como la dibujan los malos con su mal y mundano proceder.
Le gustaría vivir una larga vida orientada siempre al bien del mundo. Que las personas se llevaran bien, cada día más y que no hubiese injusticias, sobre todo, con los pobres de ánimo.
Aunque su final se acercara, el pobre de ánimo, te seguirá sonriendo. Te seguirá alegrando la vida con sus cosas.
Es feliz fumando un cigarrito o bebiendo un descafeinado, escribiendo sus historias, tratando de con ellas unir la vida de todos sus hermanos, que son todos los hombres y mujeres del mundo.
Su vida transcurre lentamente, entre hacer la compra por la mañana, echarse una siesta y por la tarde, ir a pasar lo que escribe a ordenador, con el solo ánimo de que lo que narra, llegue a algún corazón bueno y divulgue el mensaje de paz que quiere, con sus susodichos escritos, llegue a toda persona buena, que son muchas.
Si este faltase, que alguien mejor le sustituya, por el bien de toda la comunidad de los hijos de Dios.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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