Mi vida cambió el día que te conocí,
Fue la tarde de un cálido otoño,
cuando nos presentaron,
Desde entonces, yo vivo por ti, tú
vives por mí.
Pepi es diminutivo de Josefa, que es
tu nombre de pila,
Pero es más bonito el primero para llamarte,
corazón.
Me cautivaste, desde el primer
momento que te ví.
Nuestro noviazgo fue largo, pero
dulce como la miel,
Un poco chapado a la antigua, pero firme como
una roca.
Mi niña es pequeñita, pero como suele
decirse:
Las cosas buenas en tarritos pequeños,
eso eres tú, cariño.
Una esposa ideal para un hombre que
ama los niños.
Me fuiste enamorando poco a poco, sin
prisas ni tonterías.
El primer beso, en la mejilla, vino
al mes de conocernos,
Después todo fueron besos, caricias y
mimos, en una pareja,
Que hace historia en estos tiempos
modernos,
Donde no se lleva estar mucho tiempo,
tras la reja.
Hoy se conocen y a la primera de
cambios,
Se hallan en la cama, consumando el
amor.
Lo nuestro fue distinto, tranquilo y
saboreando,
cada momento, como si de un rico
manjar se tratase,
Beso a beso, caricia sobre caricia,
el amor disfrutamos.
Así hasta el día de la boda. Tú de
blanco, yo de negro,
Nos llevaron a la parroquia, a firmar
nuestro amor sempiterno.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario