viernes, 20 de julio de 2018

HACE POCOS AÑOS


Hace pocos años, relativamente, que me di cuenta de que todos los días parecen iguales, pero no lo son. Todo es cuestión de pintarte una sonrisa en los labios, llenarte de optimismo y salir a la calle dispuest@ a conquistar el mundo.
Parece que todo es malo y aburrido, pero no, tengo que mirarlo bien y notaré, que hay cosas buenas y que todo es apasionante y un tanto divertido. Tengo que reírme de mi mismo.
Está claro que hay momentos para estar serios, porque esta vida los conlleva, pero ponle un poquito de sal a tu existir y sonríe, que las lágrimas vienen solas.
Lo más serio puede ser ameno, si te lo tomas con filosofía, que buena falta nos hace estar alegres, pletóricos, sonrientes y olvidar por momentos los problemas, que yo comprendo que todos tenemos muchos, a cual más malo y cruel.
Es cuestión de no pensar mucho en ellos, vivir y dejar vivir. No meterse en las intimidades de los demás y darle a cada cosa la importancia que tiene. No vale exagerar, ni en lo bueno ni en lo malo. Hay que dar a cada cosa su punto de seriedad o de risa.
Hay que mirarse al espejo, cada mañana, y decir para si mismo: hoy estoy un poco mejor que ayer y peor que mañana, saludar a los nuestros y disponerse para echar un día lo más alegre posible. En el trabajo pensar,  que por algo nos pagan. Tenemos que arrimar el hombro. En casa  debemos ser mediadores de disputas, que surgen en el seno de la familia.
Hace pocos años que vivo más feliz, a pesar de los pesares, saco mis problemas adelante y procuro no ser un estorbo para mi familia y mis amigos y conocidos.
“Es que tengo mala suerte”, diría un pesimista y es que la suerte hay que salir a buscarla, no viene ella solita. Soy yo el que tiene que echarle coraje y no rendirme a las primeras de cambio. Oye bien estas palabras y te alegrarás.
JOSE´ANTONIO MÉRIDA.

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