En la actualidad vemos las cosas como en un espejo,
espiritualmente me refiero. Como todos sabemos, al reflejarse nuestra imagen en
un espejo, hacemos con la mano derecha, lo que en realidad hace la izquierda.
Este simil pone en los Evangelios, para hacernos ver, que las
cosas no son como nosotros las vemos, sino un poco del revés.
No me gusta escribir sobre cosas religiosas, porque tienen
muy poca aceptación. Las personas miran esta vida como lo único que tienen y
cuando oyen mentar a Dios, ponen su oído en otro sentido.
No me gusta, digo, pero se hace necesario. Aunque se diga que
la religión es el opio del pueblo, yo sigo pensando que no, que es la pura
realidad. Lo que pasa es que, la mayoría de las personas, hacen las cosas que
dice Dios, sin mentarlo. Sabiendo que sus pasos son correctos, sin acordarse de
la Biblia, de Jesús (nuestro Maestro) y de Dios. Esto es así porque, a la hora
de echar una mano al desvalido, todos o casi todos, estamos dispuestos. No leas
este artículo, si te parece chocante, que no digo más de lo que tú ya sabes.
A mi se me hace imprescindible, el hablar, de estas cosas,
por si alguna persona, puede oírlas con agrado y acordarse, sobre todos en los
momentos malos, de que no estamos solos y abandonados. Aunque no lo echemos en
ver o lo vemos como en un espejo.
No soy mayor que vosotros, sino todo lo contrario. Lo único
es que posiblemente, veo las cosas de otra manera, que me gustaría compartir,
al menos con uno de vosotros. Yo creo en Dios, nuestro Señor, en Jesús, y en el
Abogado o Espíritu que Jesús, cuando
estaba aparecido a sus Apóstoles, después de ser muerto en la cruz, prometió no
dejarles solos, sino que les enviaría ese Abogado, para que les sirviera de
ayuda, en su misión en la tierra.
Misión que no resultaba fácil, ya que eran perseguidos,
encarcelados y los mataban por mentar el nombre de Jesús y por hacer las cosas
que Él les había encomendado.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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