jueves, 12 de julio de 2018

MI VIDA ES MÍA


Esto lo podríamos decir y pensar cada un@ de nosotr@s. Y es que ninguna persona quiere ser dominada, ni debe ser tenida por menos que otra, ya sea rica o pobre, niñ@ o ancian@, viva en la ciudad o en un humilde pueblo.
Cualquiera que lea estas líneas, podría pensar que yo soy muy mío, mayor que los demás y no es así, yo quiero ser una persona y como tal quiero ser respetada. A la vez espero ser respetuoso, con todos mis conciudadanos. Que nadie me tenga que señalar con el dedo, diciendo   que yo le he faltado el respeto a él u a otra persona.
Para ello debo ser sencillo, humilde, respetuoso, ayudar al desvalido, no ser arrogante, respetar y ser respetado y cumplir con mis obligaciones en la vida.
Yo soy creyente en Dios, pero no debo menospreciar, al que adora otros Dioses, es ateo o agnóstico. Tampoco debo tener por menos que yo a los extranjeros, a los muy pobres, a los muy ricos, a los que tienen la piel de otro color que yo, esencialmente a los negritos y a los que son de otras etnias, como la gitana…
Hombres y mujeres, todos somos personas y debemos respetar y ser respetados. Que no me gusta o no le gusto yo a él, pues no nos hablamos y asunto resuelto.
No debiera darse el caso este, pero de da, en un mundo egoísta, materialista e injusto, como en el que vivimos.
Debemos ser fuertes de carácter y físicamente si se puede, pero estas fuerzas, no usarlas solo en bien propio, sino de los demás. Sobre todo los necesitados física o moralmente.
No debemos ser sexistas y considerar al sexo contrario peor que el propio. Respetar a gais, lesbianas, bisexuales y transexuales. Allá ell@s.
Es un tema polémico este y no quisiera que se malinterpretaran mis palabras. Los que leéis mis escritos ya me conocéis. Yo escribo lo que veo, lo que siento y, sencillamente, lo que me parece oportuno en cada caso, que describo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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