El dolor físico lo conocemos todas las personas. Niños,
adultos y sobre todo ancianos, bien por darnos un golpe o por las múltiples
enfermedades que podemos padecer.
El dolor psíquico, lo conocemos las personas que padecemos
alguna enfermedad de este tipo, que son muchas y, por desgracia, están muy
extendidas.
Por estos motivos, a los enfermos mentales, no nos comprenden
mucha gente, ya que aparentamos físicamente, que estamos más sanos que una pera
y no es así. Nuestra cabeza no funciona todo lo bien que sería deseable.
Yo no me quejo de ser enfermo. Lo llevo bastante bien, lo que
me molesta es que, se nos tenga por vagos, que no hacemos nada más que vivir
del cuento. Que no trabajamos porque no queremos, que podríamos hacerlo y no
nos viene en ganas.
Muy equivocadas están estas personas, que sus ojos no
alcanzan a ver, un palmo más allá de su nariz.
Mirad a los que padecen las enfermedades raras. Sin saber
porqué se sienten mal y no pueden trabajar. Yo no los critico ni digo nada malo
de ellos.
Son cosas de la vida y hay que tomárselas como vengan. Ellas
no tienen culpa de nada. Que más quisieran que estar sanos, en su puesto de
trabajo y llevando una vida normal, con su familia y amigos.
Sin embargo, tienen que darse de baja en su trabajo y no
pueden llevar una vida normal, con su familia y amigos.
Lo mismo que yo comprendo a estas personas, me gustaría que
me estimasen a mi y a mis compañeros.
Estoy harto de decirlo, no somos bichos raros, somos enfermos
que, algunos tenemos la posibilidad de trabajar en ciertos puestos, que no
exijan mucho esfuerzo mental.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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