miércoles, 4 de julio de 2018

CADA UNO VA A SU ROYO



No hay unidad en esta sociedad consumista, que apesta a más no poder. Cada cual 

vive su vida lo mejor que puede. Si es posible sin trabajar y sin hacer nada, tan solo 

quejarse de que las cosas van mal.

“No tengo dinero, me hace falta para vivir, no hay trabajo (ni ganas de hacerlo), mi 

trabajo me tiene alt@, no gano lo suficiente, me gustaría mejorar económicamente (a 

costa de los demás), estoy aburrido y asqueado de esta vida (pero no hace nada para 

mejorarla), no admito que nadie me critique, ya que mi comportamiento es correcto 

(eso habría que verlo)”

Cada cual mira a su herman@ o projim@, con envidia, porque él está mejor que yo. 

Quizá no ha mirado bien hacia atrás, el otro puede estar peor que él y no se queja.

En España podíamos vivir bien, si nos lo propusiéramos.

Lo que pasa es que, cada uno, va a lo suyo y le importa un pimiento el otro. 

Desconfiamos hasta de nuestra propia sombra.

Ahora que la cosa va mejorando, en cuanto a trabajo se refiere, no queremos hacerlo 

porque: “pagan poco”. Quizá sea que quieres que te lleven el sueldo a casa y de esta 

manera, te evitas tener que ir a buscarlo, al puesto de trabajo.

Somos unos vagos a más no poder. Si pillo la oportunidad de jubilarme, lo hago y que 

trabajen los romanos, que para eso tienen el pecho de lata.

Yo voy todos los meses al banco a cobrar y viva la Pepa de Puerto Real.

Esta sociedad da un poquito, o mejor dicho un mucho de asco. Los hijos se 

aprovechan de sus padres, que tienen su paguita. Se la quitan, literalmente, con la idea 

de no tener que trabajar, PORQUE ESO CUESTA UN TRABAJO.

A la hora de quejarnos, no se nos ponen pelos en la lengua: “Me duele aquí o allí, no 

puedo trabajar, nadie está peor que yo, la vida me trata mal, debería cambiar para 

mejor” (pero no hace nada por conseguir su buen propósito)

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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