Es un bien que solo tienen aquellas personas que actúan
acorde a sus sentimientos. Si sienten que tienen que hacer una cosa, la hacen
sin desdén.
No les pesa ayudar a un prójimo necesitado, aunque la ayuda
que le den sea para alcohol, tabaco o drogas. Se la dan y no les importa en qué
se la gasten.
Van por la vida derrochando alegría, porque aunque no lo
parezca, la hay y está al alcance de cualquier persona, que vive feliz su fugaz
vida, que es dichosa, pese a quien pese.
La vida es bonita por donde quiera que la mires. No importa
los tabúes o malos sentimientos de las gentes que no tienen corazón, porque el
mal se lo ha robado.
Se sienten contentas consigo mismas, porque actúan de buena
fe y no hacen caso de malos augurios, que a ningún sitio llevan. No les importa
el qué dirán porque no son pájaros de mal agüero.
Caminan con paso firme y por senderos de la vida, que es
única y amigable para el que tiene paz en su corazón, que ya van quedando
pocos, porque el mundo es un lobo, que se come a los corderitos que tropiezan y
caen heridos.
El interior de una persona es un tabú, que nadie sabe
descifrar, porque los sentimientos son cosas personales y nadie es capaz de
decir el porqué de la forma de actuar de una persona dada.
Si se siente feliz o no, es cosa suya. Nadie sabe porqué
actúa de una forma u otra. Es cuestión personal e intransferible el sentimiento
de cualquier hombre o mujer.
Solo los niños saben lo que es la paz interior, porque no se
preocupan de los problemas de los mayores, llenos de miedo y malos
sentimientos, que mancillan el pensar del ser humano hasta destruirlo.
El amor es el mejor aliado de las personas, porque hacen que
se sientan dichosas.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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