Es tan necesario como puñetero. Hace falta para comprar
comida, ropa, calzado y todo lo que se necesita en una casa, pero el justito,
porque si no nos volvemos tontos y no aguantamos a nada ni a nadie.
Hay que trabajar mucho para conseguirlo, por lo que no
debemos derrocharlo. Hay que ser un buen administrador de tan preciado bien
para que dure todo el mes, que es cuando cobramos la mayoría de los
trabajadores y jubilados.
Los autónomos trabajan por su cuenta y cobran cuando terminan
el trabajo o mitad al empezar y mitad al terminar. Como hay mucha competencia
ganan poco y tienen que pagar impuestos a hacienda, por lo que les queda lo
justo para vivir.
No debemos ser ambiciosos con el vil metal, pues además de no
traer consigo la felicidad, cuesta como digo, mucho ganarlo.
No lo gastamos solo en comida y ropa, también hay que pagar
la electricidad, el gas butano, el seguro de decesos, el impuesto de bienes
inmuebles y gastos imprevistos.
Es el mejor y el peor invento de la sociedad. El mejor porque
con él podemos adquirir todo lo necesario para casa y algún capricho. Es el
peor porque por él nos disgustamos con los demás porque lo queremos todo para
nosotros.
Yo no quisiera ser rico nunca, porque perdería a los amigos
que tengo, que me buscarían por mis cuartos y no por mi persona, que es lo que
yo quiero que les agrade a todos.
Un poco de dinero extra si que vendría bien a todo el mundo,
para renovar algo en casa y para andar más desahogados. Sin embargo una
cantidad grande, nos trastornaría la vida.
Cuando se tienen unos ingresos generosos, lo mejor es
gastarlos casi todos, porque para eso están.
Te quiero dinerito, pero te quiero poquito.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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