Debemos ser cuando creemos tener la razón en un asunto dado y
a pesar de repetir la misma cosa una y otra vez, nadie nos hace ni puto caso,
de nada para nada.
No obstante aquí estamos nosotros, que no nos rendimos ante
nada ni ante nadie. Repetimos las cosas una y otra vez, cual si un loro
parlanchín se tratase.
Erre que erre, aquí estamos para lo que haga falta, pero que
no nos quiten la tierra de debajo de los pies, que están muy firmes y nadie va
a cambiar sus pasos, porque son seguros y están firmes en su caminar por esta
vida de lágrimas.
No hay persona que tenga toda la razón. En algo se ha de
equivocar. Po eso cada uno, sin enfadarse, dirá sus puntos de vista sobre
cualquier tema de conversación.
Solo el tiempo y la constancia dirán quien tiene la razón en
cada asunto a tratar. Unos la tendrán en unas cosas. Otros las tendrán en
otras. El caso es dialogar entre todos y exponer los puntos de vista de cada
uno. Es normal equivocarse, por lo que con pedir perdón es suficiente para
entrar en otro tema de conversación.
A la vez que obstinados, debemos ser buenos dialogadores, que
exponen su punto de vista sobre cualquier tema, pero si no están seguros de su
parecer, se echan atrás.
Más vale que una cosa quede en duda que nos obstinemos en
algo que no tiene ni pies ni cabeza. Hay que estar bien seguros de que lo que
decimos es cierto y que tenemos pruebas y otras personas que lo demuestren.
Si no se está seguro en algo, lo mejor es no opinar. De la
verdad a la mentira hay un paso. Cuidado no seas tú o yo el que de ese paso en
falso y caigamos en el hoyo de la falsedad y el desconocimiento de una causa.
El mentir es de cobardes. No lo sea yo o tú y pequemos de
personas ingratas y de poco corazón.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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