lunes, 22 de abril de 2019

HACE TIEMPO


Que vengo buscando la felicidad y no la encuentro por ninguna parte. Será que la busco donde no está y me esquiva cuando voy a aparecer. Será que no doy una en el clavo.
Resulta que yo deseo que venga a mí, pero ella va por otro sendero, que no es el que yo tomo. Hace tiempo que no soy feliz. Quizá es que no hago lo que debiera.
La felicidad está dentro de cada persona y se manifiesta en el caminar de esta. Si no es feliz por algo ha de ser.
Yo busco el camino que me lleve a una vida mejor, menos rencorosa, más moralista, menos envidiosa, más dadivosa, con menos espinas y más flores. En definitiva, más realista, menos buscadora de rencillas y con más amor en sus entrañas.
Pero no la encuentro, por más que busco y es que este mundo tiene dos pares de costales. Cuando menos te lo esperas te la dan, por delante y por detrás y no te das ni cuenta que te la están dando con queso, cuando lo que yo busco es amor, solo amor.
Hace tiempo que cuando cuento cosas inenarrables, para todo el público que las quiera leer, pero parece que no llega lo suficiente a las personas, que yo trato de aconsejar, o que no soy lo suficiente elocuente para llegar al corazón de dichas personas.
Hace tiempo, mucho tiempo que me dedico exclusivamente a velar por los que posiblemente, puedan necesitar un buen consejo.
No soy yo mayor que tú, pero tengo mucha vida vivida y en circunstancias muy desagradables como para no saber mucho de este tiempo. Tiempo de dichas y desdichas para la gente de este mundo, que mira con recelo lo que pasa a su alrededor.
Cuento historias del mundo y de sus gentes, de sus cosas, de sus problemas, de sus ires y devenires, todo con la misma idea: llegar al corazón de mis lectores y ablandárselo.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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