Es una utopía, pero se puede imaginar un mundo al revés, en
el que no hubiera odio, todos nos quisiéramos. No tuviésemos que trabajar para
conseguir el sustento diario.
Se trabajaría por placer, por servir a nuestros conciudadanos,
a los que no se cobraría el gasto que hagan, ya que todo el mundo trabajaría
gratis y gratis nos saldrían todas las cosas.
Cada uno eligiría la profesión que le gusta y haría gratis su
servicio, ya que no le costaría nada comer, beber, vestir, el transporte y
todas las cosas que son necesarias.
Pensaréis que estoy loco, pero es posible cambiar el mundo de
forma, que todos tengan los productos de primera necesidad: comida ropa un
techo que los cobije…
Para ello es necesario que las personas no seamos ambiciosas
y queramos tener más y más.
Habría que contentarse con lo necesario y no pedir ropa cara,
buena comida, un buen coche y un chalet en primera línea de playa.
Nos apañaríamos muy bien, seríamos serviciales y no habría
envidia en este mundo.
Paras ello no se
precisa tener 12 camisas, 7 pantalones, 5 zapatos, 2 coches, dos teléfonos
móviles y una serie de chorradas que no
hacen feliz a la persona.
Eso si habría que tenerse mucho cariño, mucho amor y ser muy
serviciales.
No hay cosas imposibles, hay gentes incapaces.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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