En exceso los dos son malos, pero puestos a valorar, el frío
es más sano que el calor. Además, se puede uno abrigar o ponerse una buena
manta en la cama. El calor es más agobiante, pero el frío en Málaga es más malo
para los que sufren dolores de huesos, porque es húmedo.
Con el calor se suda mucho, pero se puede ir con poca ropa.
Además en época de calor, los días son más largos y no suele llover, que
también es molesto para salir a la calle.
En verano se puede disfrutar de las playas y las piscinas, lo
que es la mar de agradable. Si se puede, se suelen coger las vacaciones en
verano, para eso, para ir a la playa y no pasar calor trabajando.
En invierno es época de nieves y se puede ir a esquiar, para
los que gusten de este deporte y no sean frioleros, porque hace tela de frío,
si bien no suele ser húmedo como el de nuestra ciudad de Málaga.
Tiene que existir el frío y el calor, es ley de la
Naturaleza, para que haya de todo, además hay frutos de invierno y de verano, aunque
con los invernaderos hay casi de todo en todos tiempos. Cabe señalar que los
frutos del tiempo son más sabrosos y naturales.
Yo, como soy un fanático de la fruta, me gustan todas, las de
invierno y las de verano.
Lo ideal sería un término intermedio, para eso están la
primavera (estación de las flores) y el otoño que viene anunciando al invierno,
con la caída de hojas de los árboles de hoja caduca.
En invierno se está muy calentito en la cama y las noches son
largas, ideal para dormilones y frioleros.
En verano se da uno una ducha con agua fría y se queda como
nuevo, aunque al rato esté sudando otra vez.
Tiene que alternar el frío y el calor y así no decimos:
“siempre lo mismo”. De esta forma no nos aburriremos y cambiamos de costumbres,
que es lo que nos brinda la madre Naturaleza.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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