BEA, MI ASISTENTE
24-01-2019
Como todos los dependientes, yo tengo asistente. Ella es Bea,
una chica agradable, simpática, trabajadora, que gusta de hablar conmigo, es
bastante joven, está casada y tiene un niño.
Viene todos los martes dos horas, a ayudar lo que yo
necesite. El martes que viene me tiene prometido que me va a pelar. Ella dice
que no sabe cómo saldrá, pero seguro que bien, pues es muy fácil. Con la
máquina de pelar puesta al cero, lo más corto que tiene y así toda la cabeza
por igual.
Yo salgo a andar antes de que ella venga, a las nueve de la
mañana está en casa. Cuando llegue el próximo martes yo esteré preparado para
que me pele ya que mi madre casi no puede.
A Bea le gusta que vayamos juntos a la compra. Desde luego es
más divertido que hacer las labores del hogar. Si hay que comprar algo, salimos
a la tienda de comestibles o al supermercado a por lo que sea.
Vamos todo el camino hablando y me cuida como a un niño. Como
que es responsable de mí mientras que está conmigo.
A mí me hace gracia, porque va todo el tiempo diciendo: “ten
cuidado Jose, que viene un coche, cuidado al cruzar la calle”.
Me cuida como a un niño, compartimos las bolsas de la compra.
Yo siempre la quiero invitar a un zumo, un batido, un refresco…o a lo que sea,
pero me dice siempre que ha desayunado y que no se le apetece nada.
Nos llevamos muy bien. Si yo le digo, Bea hacía falta hacer
esto. Ella no se niega, porque yo tampoco le pido cosas del otro mundo.
Como todo el que trabaja, le gusta que le dejen tranquilo,
mientras lo hace. Yo procuro no interrumpirle.
Yo hablo con ella como amiga mía que es, pero la respeto
profundamente, pues como dije está casada y tiene un hijo.
Mi madre también le pide que haga alguna cosilla y ella no se
niega. Mi madre también le ofrece de desayunar, pero ella lo rechaza.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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