Es más feliz quien más sirve a sus allegados. Es un gozo
grande ayudar a la familia, a los amigos y a todo el que pasa por la calle. A
mí me gusta ayudar a todos, en lo que puedo ser útil a mis conciudadanos.
Es más fácil ayudar que entorpecer la vida de los demás.
Prueba y te convencerás de que es más fácil ayudar a un amigo a hacer sus
tareas que entorpecerlas. El mundo nos ha hecho serviciales y no a ponerle la
zancadilla al prójimo.
Prueba a llevar a cabo sus tareas a un amigo, te sentirás
feliz. No entorpezcas la vida a nadie, ayúdale en sus cosas, te lo agradecerá y
te ayudará a vivir.
Que nadie se jacte de hacer el mal. El bien es lo que tiene
que hacer, a diestro y siniestro y sin mirar a quien. La vida es más sencilla
ayudándonos, que entorpeciendo el camino a nadie. El bien no tiene límites, se
pueden hacer multitud de buenas acciones, con poco esfuerzo y con un buen
final.
Si estuviésemos solos en la vida, esta sería aburrida y no
nos sentiríamos felices, porque no podríamos hacer servicio a nadie. El que
trabaja hace un servicio a sus prójimos y a la vez se gana la vida. Es fácil
¿verdad?
Nadie suele hacer nada por nada, pero esto no debería ser
así. Gratis debemos hacer muchas cosas. La vida nos las recompensará.
Vivir es más fácil ayudando al desvalido, con una simple
limosna, con un simple saludo amable al vecino o conocido.
Invitar a un amigo a desayunar se verá recompensado por este
con su amistad y cuando te haga falta algo, si puede, él te lo dará.
Que tu vida sea siempre un servicio a los demás, te verás
recompensado por su amistad y cariño.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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