Es como la salsa de la comida. Si no lleva nada, no sabe
igual, está sosa e insabora. Se come por comer, pero no se saborea una salsa
agradable al paladar y buena para la vida, que es mejor que un condimento o
varios, que la hacen más sabrosa, más dulce y agradable de vivir.
Sin condimentos, la vida está sosa, desagradable y no gusta
vivirla. No tiene aliciente ni razón de ser. Tampoco es conveniente pasarse,
porque sino nos pasamos y deja de ser agridulce y se convierte en amarga, que
tampoco es lo suyo.
En cuestión de sexo, una cosita normal, sin pasarse. Muchas
caricias y besos, pero no mucho copular, porque eso es para traer niños al
mundo y de eso siempre hay tiempo y lugar en una pareja normal, que conviven en
la misma casa, en el mismo hogar y en la misma cama.
El amor es la salsa de la vida, que hay que tomarlo solbo a
solbo , caricia a caricia, hasta que llegue el momento de encargar un bebé.
Momento sublime que debemos saborear con mucha paciencia, hasta que la mujer quede
preñada.
Rica en salsa es la pareja que se toma las cosas poquito a
poco, se respeta, se tiene cariño, se mima, se es fiel, no se llega a tener
celos del otro porque no se hacen motivos, no levantan la voz cuando hay
problemas, los discuten, escuchando al otro, en definitiva, se quieren mucho.
Oir los problemas del compañer@ es el mejor sistema de
entenderse y llevarse bien.
No actuar por posibles indicios de infidelidad, por ejemplo.
Si estos existen, se arreglan hablando y no a golpes o algo peor.
Échale salsa a tu pareja, que verás que buen guiso formáis y
que feliz y prolífica es vuestra vida.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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