O de un candil, un quinquel, luz de butano…nos alumbrábamos
no hace tanto tiempo.
Decimos que la vida hoy es cara, pero no nos damos cuenta de
las comodidades que tenemos, luz eléctrica, hornilla eléctrica, horno microondas,
agua caliente a todas horas, televisión, teléfono móvil…
No nos damos cuenta de que, no hace mucho tiempo, no teníamos
tantas comodidades, que ahora con apretar un botón tenemos aire fresquito, en
verano y calefacción en invierno. Tenemos más ropa, más calzado. En definitiva,
vivimos mejor.
Yo de pequeño vivía en el campo y me he alumbrado, para
estudiar, con un candil (lámpara de aceite). Ahora todo eso se ha perdido y nos
quejamos cuando vienen los recibos de la luz, del agua, del teléfono…
Es de comprender que tenemos que hacer un esfuerzo, para
tener todas estas comodidades. No siempre hemos tenido agua corriente en casa,
ni DVD, ni televisión de plasma.
Debemos adaptarnos a las nuevas condiciones de vida. Tampoco
no siempre hemos tenido coche (uno para cada miembro mayor de edad de la
familia) y/o moto para ir al trabajo o a pasearnos.
No siempre hemos tenido trabajo con vacaciones pagadas, días
de asuntos propios, cuarenta o menos horas semanales. No siempre hemos tenido
cuatro o cinco ropas distintas para vestirnos, cuatro pares de zapatos,
sandalias, chanclas para andar por casa…
Por eso debemos luchar por no volver a la luz de las velas.
Que la sociedad evolucione, pero que no decaiga.
Que vivamos lo mejor posible, pero sin abusar. Lucharemos con
coraje para que esto sea posible y que lo tengan el mayor número de personas.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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