jueves, 8 de noviembre de 2018

SE NOS VA EL VERANO


De hecho ya se ha ido. Ya estamos en otoño. Han empezado las lluvias, pero han empezado mal, con tormentas, granizos y lluvias fuertes. Después de un verano duro, de fuetes calores, nos llega un invierno de lluvias fuertes y tormentas.
Esperamos que llueva mucho, pero bien, o sea flojito, que no hace daño y la empapa toda la tierra. La alteración de las lluvias es debido al cambio climático. Tenemos que procurar contaminar menos y reciclar más. Estamos acostumbrados a no reciclar y eso es malo. Si no hay bastante con la contaminación de los coches, aviones y demás, encima no reciclamos.
El verano ha sido duro. Aquí, en Málaga, no mucho, pero por toda España ha hecho mucho calor. Eso es bueno, porque viene mucho turismo, que da trabajo y deja su dinerito aquí.
Yo prefiero, al contrario que la mayoría de la gente, el verano aunque haga mucho calor. Hay más horas de luz y se puede ir con poca ropa. En invierno hay que ponerse mucha ropa y llueve, lo que molesta al que tiene que salir y yo como estoy todo el día fuera, pues lo paso mal. La mayoría de la gente prefiere el invierno. Aguantan mejor el frío y no les importa que haya menos luz. Ahora, si no nos cambian la hora, anochecerá una hora más tarde. Yo prefiero seguir como estábamos. No me molesta el cambio horario. También a la mayoría de la gente si que le molesta.
En verano se puede duchar uno con agua fría, puede ir a la playa y piscinas. Se pone el ventilador y el calor es menos. Algunos se pueden permitir el tener aire acondicionado. Mejor que mejor. Así no pasan calor mientras están en casa, van en el coche o en el autobús o están en locales que lo tienen.
Dicen que el frío curte la piel, pero yo no me acostumbro a él.
También la alimentación cambia de verano a invierno. En invierno se comen potajes y sopas, mientras que en verano se comen más ensaladas, frutas y gazpachos…
De todo tiene que haber en este mundo, a gusto de todos.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

LA PAZ DEL MUNDO


Está en nuestras manos. Con solo saludar a una persona, ya le estamos dando la paz, mucho más si entablamos una conversación amigable, con esa persona que nos encontramos por la calle en el autobús, en la frutería o en cualquier otro sitio.
La paz es cuestión de todos. Cada uno podemos poner un poquito, para que el mundo funcione como tiene que funcionar, o sea bien, con buenas acciones para los demás.
Empieza en mí. Si yo no hago nada porque todo funcione bien, no puedo esperar que lo hagan los demás. Si alguien te ve haciendo una buena acción, te copiará y hará él dos más buenas que tú.
La paz tiene que funcionar todos los días, porque todos los días vivimos y necesitamos estar alegres, confiados, pletóricos, con ganas de luchar y vivir amigablemente con todos nuestros conciudadanos.
La paz no se come, pero puede dar de comer a muchas personas que lo necesitan. Si damos una pequeña limosna a esa persona que lo necesita, estaremos dando pan y paz al hambriento.
La ignorancia cree que la paz no existe y esto es porque hay guerra en su interior. La paz sale de nosotros mismos, con ilusión, con ganas de vivir y con inteligencia para agrandar  al mundo.
La paz es como una rueda, que gira y gira sin parar buscando la amistad de hombres y mujeres, que juntos construiremos un mundo mejor, para nosotros y para toda la gente.
La gente se junta para ir al bar, a ver un partido de su deporte favorito. Se junta porque le gusta estar acompañada, de su familia de sus amigos e incluso de gente que no conoce de nada. Le gusta compartir aquello que tiene, altruistamente.
Una fiesta, un cumpleaños, una comunión, una boda, un bautizo…son motivos para juntarse y disfrutar de la compañía de las personas queridas y extraños, que juntos construyen la paz.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

martes, 6 de noviembre de 2018

CONCURSO DE FAISEM


Como cada año por estas fechas y coincidiendo con el día mundial de la salud mental, Organiza Fermín y sus compañeros de calle Peinado, un concurso de manualidades: pintura, fotografía, cerámica, trabajos manuales, escritos en prosa y poesía…
Yo este año he presentado una mariposa, hecha con hilos de colores y un escrito. La mariposa ha quedado en el primer puesto de manualidades y el escrito en el segundo puesto.
Me han dado una mochila con un libro de Platero y Yo y otro de fotografías naturales por la mariposa y un bolígrafo y un portaminas por el escrito. La verdad es que he salido bien parado.
Esta mañana me preparé para estar allí a las doce de la mañana y no perderme ni un detalle. Todos me han felicitado por mis trabajos, desde Fermín hasta todos los compañeros.
Allí me he encontrado con compañeros que hace tiempo no veía. Nos hemos saludado y ha empezado el concurso. Cada uno ha presentado sus trabajos y leído sus escritos.
Después, la entrega de premios para cada categoría. Había muchas cosas bonitas. Hasta un espositor de plantas medicinales. Había oleos, cerámica y toda clase de manualidades.
No ha asistido mucha gente, porque el día amenazaba lluvia, entonces la gente se ha retraido, pero ha estado muy bien. Han tenido que recoger los diplomas y los regalos gente en nombre de otros.
Para el año que viene quiero presentar un espejo rayado, haciendo un dibujo. Me pondré ha hacerlo para tenerlo listo por estas fechas. Me buscaré una lámina bonita y me pondré a trabajar.
Presentando solo escritos, tengo opción a un premio, pero si presento manualidades, tengo opción a dos y yo tengo capacidad de hacer una cosa que guste a los compañeros.
Estoy deseando que llegue de nuevo esa fecha.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

lunes, 5 de noviembre de 2018

HA NACIDO UN BEBÉ


Será la alegría de su casa, para padres, hermanos, abuelos y demás familiares. Niño o niña, lo importante es que venga sanito, que todos le llevan esperando nueve meses y eso es mucho esperar.
Los padres lo mimarán con grandeza y lo cuidarán, como un tesoro que es. Los primeros años son los más bonitos de esa vida nueva, que crecerá despacio, pero sin pausa.
Viene a engrandecer el mundo. Cada vida nueva es una joya, para la humanidad. Los padres se sentirán orgullosos de recibir a un nuevo hombre.
Poco a poco irá creciendo, como crece el orgullo de sus padres, por ver que han agrandado la familia. Con tres o cuatro años se volverá revoltoso, pero eso es señal de que está sano y que quiere imponer su criterio en el mundo que le ha visto nacer.
Irá al colegio a formarse, para ser un hombre de provecho. Difícil lo tiene, porque hay mucha competencia y tendrá que estudiar mucho, si quiere acceder a un buen puesto de trabajo.
Desde pequeño es inteligente y sabrá, por ejemplo, manejar las nuevas tecnologías mejor que sus padres, que se quedan obsoletos.
Pronto será un jovencit@ y buscará pareja para llenar ese vacío que tiene en ese corazón. Chico y chica se juntarán y con el tiempo se casarán y traerán nuevos bebés al mundo.
La vida continua y los antiguos padres ahora son abuelos, dichosos de tener nietos tan hermosos. Dios desde el Cielo los cuidará y dará todo lo necesario para que sigan procreando.
Estos niños vienen a suceder a los más mayores, que los miran con alegría, porque saben que no les defraudarán.
Que siga la racha y que vengan nuevos bebés al mundo, que aquí les estamos esperando, para recibirles como se merecen, con cariño y admiración.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

sábado, 3 de noviembre de 2018

MI MADRE


Si la miras bien es muy buena, pero cuando algo no le viene bien se mosquea y tiene malas pulgas. Si la sabes entender es la mejor madre del mundo, dadivosa, agradecida, sonriente…
Si no la sabes entender, parecería mala, porque se toma las cosas a pecho. Por ejemplo, con el tabaco. Me repite cada vez que me ve fumar, que no fume.
Es agradecida. Este verano le llevé un helado y me dijo que estaba riquísimo. Lo compartió conmigo, porque para ella era muy grande. Cuando le haces algo, te da las gracias de corazón.
Si entiendes sus razones, te llevarás bien con ella, porque es amigable, simpática, alegre y tiene buen corazón. Solo hay que saber sobrellevarla y la tendrás en el bolsillo.
Es muy agradecida cuando le ayudas a algo. Te da las gracias con un estilo difícil de imitar. Se conforma con poco.
De vez en cuando, como todo el mundo, le gusta que tengamos un detalle con ella, pero no es exigente. Con muy poco se conforma.
Cuando le dicen que a qué hijo quiere más, ella responde: Si te cortan un dedo de la mano, ¿cuál te duele más? Pues así son los hijos, se quieren a todos por igual.
A nosotros, sus hijos, siempre nos ha dado mucha libertad. Vamos que no ha querido ni quiere tenernos bajo su falda. Desde que éramos pequeños, hemos salido y entrado cuando hemos querido.
Nosotros somos los que no nos portamos bien con ella como debiéramos, porque repito, es una buena madre.
Es trabajadora como la que más. Ahora que las fuerzas y los dolores se lo impiden, se reserva un poco más, pero ella ha llevado y sigue llevando bien su casa. Es un tesoro.
Con cualquier cosilla que le ayudes, ella se siente feliz y lo agradece mucho y bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

viernes, 2 de noviembre de 2018

MI PADRE


Con casi noventa años se levanta todas las mañanas, se lava, se afeita, desayuna y se va a dar un paseo. Ayuda en casa a pelar patatas, picar calabaza, lechuga o a hacer un gazpacho.
Al mediodía no se echa la siesta y se acuesta siempre a las diez de la noche. Se levanta antes de las ocho, para estar preparado cuando venga la asistente a ayudar en casa. Con trabajo, pero se levanta.
Siempre ha arreglado las cosas que se rompían en casa y todavía le mete mano a alguna cosa. Lo mismo hace obra, que pinta, que arregla un grifo roto. Pero está ya muy mayor y las fuerzas le faltan.
Hoy, domingo ha estado con mi hermano en su casa del campo, ayudando claro. Han comido allí y ha venido cansadísimo. A pesar de todo se ha echado una partida al dominó conmigo.
El tío tiene más fe que yo. No se asusta de nada. Le gusta hablar conmigo mientras vemos la tele. Es un as en una baraja que está ya viejecita. Pero él sigue adelante y lucha todo lo que puede.
Su profesión es albañil, pero ha trabajado duro en el campo y aun no tira la toalla. Hace todo lo que puede y más. Ayer estuvo pintando un ratillo, ayudando a mi madre, que también está un poco pocha.
Cuando era más joven, conducía uno de los varios coches que ha tenido. Por momentos, hace años, pensó en dedicarse a dar portes, con una furgoneta que compró, pero no dió resultado.
Lo suyo ha sido la albañilería. Ha hecho una casa con tres plantas, con piedras y barro, hace muchos años.
Todavía hace sus trabajitos, pero ya no puede el pobre. Está más quemado que la pipa de un indio.
A pesar de todo vive cada día. Hace lo que puede y luego se sienta. Es un león viejo, cansado pero no se rinde.
Dios quiera que nos dure muchos años y que lo lleve bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

jueves, 1 de noviembre de 2018

VER PARA CREER


Está bien tener buena educación, pero a veces, nos molestamos por muy poco. En el autobús, nos rosa un señor y ya estamos molestos, porque qué se habrá creído ese tío.
No nos saluda alguien, que tiene por costumbre hacerlo, porque no se habrá dado cuenta y ya estamos pensando mal. No es obligación el saludar y menos si uno no se ha dado cuenta.
Nos mira alguien porque cree conocernos y ya estamos molestos, porque qué querrá de mi esta persona. A lo mejor es que tengo monos en la cara y no me he dado cuenta yo.
Alguien se cuela en la cola del autobús, porque no se habrá dado cuenta y pensamos que tiene mucha cara y, a lo mejor, lo ha hecho sin mala intención. Si acaso se le dice y basta.
Es mi cumpleaños o mi onomástica y no me felicita nadie. No siempre está uno al loro de fechas y días y, sin querer, ha dejado sin felicitar en el día más señalado para aquel, el cual se enoja por el olvido.
Se saluda a una persona que no se conoce, el cual se molesta qué se habrá creído ese que yo tengo que saludarle y no lo conozco de nada. Que lo salude su abuela. Y es que somos unos malos pensados y ante un gesto amable, nos sentimos molestos.
Con el coche, salimos de una calle sin preferencia y nadie nos da paso. Ya pensamos que alguien podía esperar un poco y dejarnos un huequecillo, para que nosotros podamos incorporarnos a esa otra calle. Quizá es que no se ha dado cuenta o que llevan demasiada prisa para cedernos el paso. Hay que perdonarles.
En el bar. Llegamos y esperamos que nos atiendan y no lo hacen. No hay que pensar mal. Quizá es que hay demasiados clientes y el camarero no da abasto, para servir a tanta gente.
Debemos siempre de tener un poco de paciencia. A lo mejor ni tenemos prisa si quiera.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.