lunes, 23 de octubre de 2017

POLIFACÉTICO SOY

O con otra palabra más vulgar, chapucero. Como quiera llamársele, hace falta en cada hogar una persona que arregle los pequeños desperfectos.
Como  aquel que dice, aprendiz de todo, maestro de nada, pero ahorra muchos euros una persona así en una casa. Yo lo mismo hago la compra, que ayudo en casa, me lavo una camisa que no puede esperar, cambio una cerradura, arreglo una luz o un enchufe rotos, hago pequeños trabajos de construcción, de madera, cuelgo a una cortina, corto el pelo a mi padre, hago los papeleos de la casa, cambio un grifo roto, le cambio la pila al calentador o a lo que haga falta, pongo tornillos allí donde hace falta (por ejemplo en las sillas de madera)….
Son tonterías, pero si alguien no las hace, se quedan sin hacer y según se van rompiendo (cualesquiera que sea su caso) hasta que llega el punto que hay que tirar lo que sea y comprar uno nuevo o bien llamar a un profesional, que por cierto cobran caro.
Para todo esto tiene que gustarle a uno lo que hace y hacerlo de buena gana. Es imprescindible tener herramientas y querer aprender cosas nuevas. Hay personas que dicen no saber hacerlas, pero hay que ponerse y si no se sabe, se le pregunta a los profesionales que te venden la cerradura, por ejemplo. Ellos te dirán como debes hacerlo.
Si no tengo herramientas para lo que sea, las pido a los amigos o a los vecinos, que gustan ver como haces cosas.
Estas personas somos llamadas “manitas” y a veces, sin cobrar, hacemos pequeños trabajos a los amigos o vecinos, que quedan muy agradecidos.
 Hay personas que son maestros en su especialidad, pero rara vez se ponen a hacer estas pequeñas cosas, porque tienen que cobrar mucho por una cosa, prácticamente  insignificante.
Para todas estas cosas es cuestión de ponerse manos a la obra.
                                                                          JOSÉ ANTONIO MÉRIDA

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