lunes, 16 de octubre de 2017

OPTIMISMO A GOGÓ

Es lo que debe reinar en el mundo, ya que bastantes cosas malas tiéne, como para pensar en lo malo que nos puede sobrevenir. Una sociedad moderna, como la que vivimos, tiende a ser pesimista y estresante. Nosotr@s no nos debemos amedrentar por las ideas malas que, en un momento dado, pueden pasarse por nuestras cabezas.
Esos momentos buenos, pequeños, son los que debemos apreciar y dejarnos de tonterías, que a ningún sitio llevan: ese ratito con los amigos, tomando algo, esas charlas edificantes, en cualquier momento (con la familia viendo la tele, con los compañeros de trabajo o estudio, con nuestros hijos, que son la mar de listos y graciosos, en una charla imprevista) ese  comentario de alguien, que sin saber porque nos hace reír a carcajadas, esa visita imprevista, ese regalo sorpresa, ese beso o cariñito que nos hace nuestra pareja, esa carantoña que nos hace cualquiera, esa palabra amable, esa llamada de teléfono inesperada.
Estos momentos descritos no son muy frecuentes, pero su recuerdo llena un espacio grande en la vida. Porque en cualquier momento nos acordamos de ellos y nos podemos ver sonriendo solos. No es de tontos, es de optimistas. Al menos  a mi me ha pasado. ¿A ti no?.   
Yo tengo que reconocer que no soy de los más optimistas, sin embargo lucho por serlo que, pienso, es lo importante. Otr@s se ríen de la vida y yo los aprecio un montón. Además, me dan ánimos a mí.
A veces nos levantamos sin buenos pensamientos, pero cuando nos aseamos, damos los buenos días a los que viven en nuestro hogar y nos encaminamos a nuestro trabajo o tarea, vamos derrochando adrenalina, con las personas que nos encontramos y es que de lo que se trata es de comenzar algo, en cualquier momento, que lo demás viene enseguida.
Nos sentimos dichosos, sin saber porqué y es que nuestra existencia tiene esos buenos momentos, sin duda. Si tú y yo somos así: ALELUYA.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA .

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