viernes, 6 de octubre de 2017

LECHE Y MIEL

Dice Jesús que hay una tierra que mana leche y miel. Estos dos alimentos son deliciosos para la mayoría de las gentes. Hay quien no le gusta la leche, lo admito; hay quien no le gusta la miel, es probable, pero no se puede negar que son dos alimentos que saben rico,  y que son muy completos en sus distintos componentes, que yo no conozco bien. Lo que es seguro es que son imprescindibles en una dieta, sobre todo la mediterránea, que es la nuestra, la de España.
Esa tierra que dice Jesús, ¿dónde está? Para el que haya leído la Biblia, posiblemente, en el Paraíso Terrenal, donde Dios creó a Adán y a Eva, llamado circulo de la media luna.
Para los que no quieren saber nada de religión, me supongo que en ninguna parte. Estos son muchos y yo no los critico, porque sus razones tienen, en un mundo tan materialista, como el que vivimos. Yo no les quito la razón, pero no la comparto.
Yo apoyo a los que creen en el lugar del que estamos hablando, está en el Cielo. Lugar que, por otra parte nadie conoce, siquiera los dirigentes de las grandes religiones del mundo. Las incluyo a todas. Por tanto, estamos ante un lugar desconocido por todo el mundo. Quizá algún mendigo tiene una ligera idea, de lo que es ese lugar, que yo llamaría Cielo.
Pero centrémonos en esta vida, que es la que estamos viviendo cada día. “Qué es para alguien leche y miel”. Contestaría un ciudadano de a pié: dos alimentos muy ricos y nutritivos, que producen los animalitos de la tierra y que gustan mucho a los niños, en especial, y a algunos mayores.
De cualquier forma, siguen siendo un misterio, estas dos palabras: leche y miel. Son algo más que un alimento corporal, diría yo. En cierta forma e hipotéticamente, son un alimento del alma, que es nuestra vida, lo que nos hace movernos, seguir adelante. Lo que nos hace luchar por sí mismo y por los demás.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA. 

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