lunes, 3 de enero de 2022

EL HOMBRE SIN PRISA

 

EL HOMBRE SIN PRISA

31-12-2021

Había una vez un hombre que decía la gente que nunca tenía prisa. Esto era cierto a medias, porque cuando la tenía, corría como un guepardo. Normalmente iba tranquilo, porque su alma era paciente y no se inmutaba por nada. Caminaba pausadamente, ya que  ciertamente, rara vez tenía prisa. Vivía a su manera, era feliz, no se metía con nadie. Pensaba que el tiempo pasaba igual corriendo que siendo tranquilo.

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Era un monstruo, pero no de feo, si no de saber enfrentarse a la vida y esos que le decían tranquilo, no era por insultarle, en el fondo lo apreciaban, lo querían por su carácter, por su forma de entender la vida.

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Era un tanto serio, pero cuando había que echar un rato de cachondeo, era el primero en apuntarse. No hablaba mucho normalmente, pero cuando le daban pie, soltaba la lengua y era un placer escucharlo, porque no tenía tabúes. Era realista y entendía las  cosas un poco distintas a la mayoría de la gente.

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A pesar de todo le llamaban el correcaminos (por aquella cualidad que tenía), porque andaba por toda la ciudad. Lo mismo lo podías ver en una punta, que en otra de ella. Su lema era vive y deja vivir.

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Era elocuente y por tanto, la gente comprendía lo que quería decir y  lo estimaban. Otra cualidad que tenía es que era cariñoso, daba amor a diestro y siniestro.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.

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