EL CARRO DE MANOLO
31-01-2022
De manolo Escobar, claro está. Es el mejor del mundo, no
porque sea de gran categoría, si no porque lo tiene bien cuidado. Sus clavos
son de oro de limpios que los tenía. Pero vino a descuidarse el tal Manolo un
día y mira por donde se lo fueron a robar. Quien sería el desdichado que vino a
hacer esa cosa, como estaba Manolo con su carro.
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De seguida se puso a buscarlo por todas partes y aseguraba
que su carro era suyo y con él vendría, donde tuviera que estar, porque le
pertenecía y si alguien tenía envidia de lo bonito que estaba, que se comprase
uno y lo cuidara como Manolo cuidaba al suyo. Lo que hace la envidia, que por
ver una cosa bonita, ya la quiere para uno.
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Lo mismo que pasa con el carro de Manolo, pasa con cualquier
pertenencia que tenga uno o con la suerte que tenga una persona. No será que se
la ha buscado en lugar de venirle de providencia. Si quieres algo, búscatelo y
no andes mendigando suerte, que esta no se compra ni se vende, se adquiere por
voluntad de la persona.
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Yo puedo ser muy feo, pero tener buena suerte. Otro será más
guapo, pero tendrá menos suerte, no por eso debo yo envidiar la suerte del feo,
siendo yo guapo. La suerte como lo guapo ni se compra ni se vende, no hay en el
mundo dinero para comprar los quereres del cariño verdadero. Es como la
juventud, nadie puede pretender ser joven siendo ochentón.
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De igual manera no se puede envidiar la salud. Si uno la
tiene es o bien porque Dios se la ha dado o porque uno se la ha cuidado. Que no
me vengas con lloriqueo de que estás malito, que la suerte no te acompaña. Quizá
eres tú el malito que no cuida su salud. Trabajo cuesta cuidarse para no recaer
malo y, a lo mejor, lo que no quieres es trabajar.
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La suerte de la fea, la bonita la desea y no es porque la
bonita tenga menos, es porque la fea la valora más y cuida de su destino y de
su persona. Es cuestión de quererse a sí mismo y de cuidar su cuerpo, como casa
que le ha sido dada para que viva en ella. Es su mayor tesoro como el carro de
Manolo Escobar pero no en material, si no en humano.
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Quien envidia a su semejante será castigado, porque este no
tiene nada de especial que el uno tenga es cuestión de cuidarse y valorar lo
inmaterial más que lo material. Por ejemplo uno habla muy bien, otro escucha
mejor, otro tiene buen entendimiento, uno es sencillo, el otro cabezota, uno
tiene bienes materiales, otro los tiene morales. En fin que cada uno es rico en
eso que se le ha dado y no tiene que envidiar a su prójimo, sino será castigado.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.
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