EL PRINCIPE MENDIGO
16-08-2021
Había una vez un príncipe, que se apiadaba de la miseria de
sus súbditos y vendió todos sus bienes y se fue a vivir con ellos, renunciando
a su reinado.
Como ellos, tuvo que pedir limosna para sustentarse y vivía
en casa de uno de ellos, compartiendo lo poco que tenían. Comían lo que les
daba la gente, que era poco y malo.
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Los súbditos de aquel reino se maravillaban de la modestia,
de aquel que podía ser el rey de aquel país. Su corazón era tan grande que no
le cabía dentro del pecho.
Sus compañeros lo admiraban por las cosas que hacía, por
ellos y por toda la comunidad, que era pobre en general y que él vino a compartir su pobreza.
El Rey, su padre se maravillaba de las cosas que hacía su
hijo por los más pobres de aquel país. El chiquillo no podía hacer más.
Compartían el poco pan que tenían.
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El reino se volcaba con los pobres, por la causa del príncipe,
que no dudó en despojarse de todos sus bienes y dárselos a los más pobres de
aquel pequeño y pobre país.
Mucho tenemos que aprender de este prÍncipe y, al menos, dar
algo de lo que nos sobra, a los indigentes y necesitados de cualquier país.
Ellos están ahí al lado, al alcance de nuestra mano.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA JUÁREZ.
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