De día nos alumbra el sol, de noche la luz artificial y en
todo momento, nos alumbra la luz del corazón, que nos guía por el camino que
debemos seguir.
Puede que tú no la veas, yo tampoco, pero tanto tú como yo la
llevamos dentro de las entrañas, guiándonos en nuestro caminar por la vida.
Si no eres creyente, pensarás: “este está alucinando”, pero
si lo eres, ya sabrás por donde voy. Esa luz no se puede ver con los ojos de la
cara de ninguna persona.
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Más o menos la pueden ver, los creyentes con los ojos del
alma, que todos tenemos, pero que a muchos se le han cegado, por aferrarse a
los bienes mundanos.
Muchos ven bien y creen que es lo más normal del mundo y no
es así, es un bien sobrenatural, que pocos aciertan a dar con él, de ninguna de
las maneras.
Cuando verdaderamente nos hace falta, cuando estamos
perdidos, es cuando esa luz aparece, en cualquiera de las distintas formas que
tiene de hacerlo.
Ya seas niñ@, mujer o hombre, ancian@, si lo necesitas de
veras, tendrás esa luz que sale de un sitio que nadie conoce, que está muy
adentro de nuestro corazón.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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