Hoy, como no tenía nada que hacer, he cogido el autobús de la
línea 20 (el de mi barriada), que tiene un recorrido largo y me he ido a dar
una vuelta hasta el Camino de San Rafael.
Es agradable, sin prisas el ir hablando con el compañero, que
aunque no lo conozco, es muy simpático. Cuando llegué a la parada que me
convenía, me bajé y di un paseo. Seguidamente volví a cogerlo en sentido
contrario y ahora estoy en el Jardín escribiendo este artículo.
Hay muchas personas que están jubiladas, como yo, que hacen
lo mismo que he hecho yo hoy, ya que no nos cuesta nada el tiket. Se dan su
paseo y van viendo el paisaje y las personas que conocen, que suben al autobús.
DOS MEJOR QUE UNA
Mejor es ir acompañados, que ir solo. A mí me gusta la
soledad, pero hasta cierto punto. Dos personas se dan compañía, van charlando
mientras hacen sus tareas, pasean, hacen la compra…
Las personas tenemos en el corazón “un chip” que hace que nos
guste hacer las cosas acompañados, sin distinguirse el tema de clases sociales.
Nos buscamos el uno a la otra como el que busca un valioso tesoro y es que es
muy bonito compartir experiencias, vivencias y verse con otra persona, hombre o
mujer y no ir solos. Hay muchas personas que no tienen con quien hablar.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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