martes, 7 de enero de 2020

LOS AMIGOS NO SE VAN


Perduran en el corazón de los que quedamos en este mundo. Me vengo a referir al fallecimiento, el pasado 10 de Diciembre de nuestro querido amigo Pepe García Roldán.
De repente, un día fui a su casa, como todos los domingos. La noche anterior lo llamé por teléfono y no me contestó ni al fijo ni al móvil. A pesar de ello yo fui, como de costumbre, pensando que no lo habría oído, aunque él no es de esos que no contestan al teléfono. Muy a pesar de mis pesares, me presenté en mi casa, pero nadie me abrió.
Dejé pasar los días y seguía sin contestarme. Yo me pensaba que como él decía: “Si algún día me pierdo es que me ha tocado la lotería”. Pregunté a los vecinos, en donde compramos los churros, a la panadera donde él solía comprar el pan.
Nadie me daba norte de él. Fui al hospital y no me querían decir nada por la vigente Ley en España de Protección de Datos. Fuí a la comisaría a denunciar su desaparición, pero me dijeron que sin ser familiar ni tener su número de Carnet de Identidad, no podían buscarlo. Llamé a nuestro amigo Antonio Ruiz, que tampoco sabía nada.
Porfié en el hospital, hasta que una Trabajadora Social se interesó por el tema: me pidió su nombre y el mío y mi número de móvil, prometiendo llamarme si sabía algo. Yo iba camino de la Asociación y cuando llevaba allí un rato, sonó el teléfono para decirme que mi amigo había muerto el día 10 de Diciembre, sin darme más explicaciones.
Descanse en paz nuestro gran y querido amigo Pepe.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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