Es una vergüenza para los malagueños el ser una de las
ciudades más sucias de España. No hay nada más que ver cualquier calle, llena
de papeles de toda clase, latas, paquetes de tabaco, cáscaras, plásticos, colillas
de tabaco y un sinfín de porquerías que, a pesar de haber papeleras, no las
usamos apenas.
A pesar de que los servicios de limpieza se esfuerzan en su
trabajo, al rato las calles están otra vez igual. Se sacan a la calle muebles y
enseres el día que no les corresponde a una barriada dada y ocupan las aceras
una semana, hasta que Limasa se los lleva. Hacemos cada uno lo que nos viene en
gana y así nos van las cosas.
No cuesta trabajo, al ir paseando y bebiendo un refresco, por
ejemplo, esperar un poco y cuando veas una papelera o cuba de basura
depositarla allí. Evidentemente es más fácil tirarla al suelo.
Mal pensamos que tenemos un servicio de limpieza, que pagamos
con nuestros impuestos. Este servicio está para mantener la calle limpia de
hojas de los árboles y otras suciedades que genera, sin remedio la ciudad.
Menos mal que los vecinos, de las barriadas, barren su puerta
y algunos la limpian con su manguera particular.
Desde aquí quiero darles mi más cumplidas gracias a estos
señores-as, que no les importa trabajar un poco, por no ir pisando mierda.
Para mierda, la de los perros, que no todo el mundo recoge
sus cacas y, en un momento dado, podemos pisar una lagareta y ponernos el zapato que no sabemos cómo nos
lo vamos a limpiar.
Bastante hay con la orina de estos animalitos, que no se
puede recoger.
El Ayuntamiento podría habilitar parques caninos, donde los
perros pudieran hace sus necesidades tranquilamente.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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