lunes, 8 de mayo de 2017

SEXO

No es solo el  tradicional acto sexual. Sexo es aplicar los labios contra cualquier lado del cuerpo del contrario. Ya sean los mismos labios, la mejilla, al hombro, el cuello, la espalda, el pecho, el estómago, los glúteos, los órganos sexuales, los muslos, las rodillas, las pantorrillas, la nariz, los brazos…Sexo es tirar bocados de cualesquiera de las citadas partes del cuerpo. Sexo es una mirada con deseo. Sexo es masturbarse. Todo ello normal en pareja estable.
Lo que no es normal es hacer el sexo con cualquier persona que te encuentres por la calle.
 No quiero ofender a las personas que practican sexo mujer-mujer o hombre-hombre, revueltos, si bien no lo considero lo más apropiado. Cada cual que elija, libremente, pero en conciencia, lo que quiere o no quiere hacer y sobre todo lo que le gusta o no le gusta practicar.
Los machos y las hembras se atraen mutuamente. La mujer se da a ver y el hombre la mira y ya está el royo en funcionamiento racional.
El sexo se practica desde la pubertad hasta la ancianidad, igualmente hombres que mujeres, si bien no en la misma forma, ni en los mismos fines, que pueden ser dos: para traer hijos al mundo o puramente por placer. Repito que todo está permitido en parejas estables, pero actuando en conciencia.
Por su puesto que, el tan nombrado sexo, se amplia, además de las personas, a todos los seres vivos, grandes y pequeños, si bien el ser humano se lleva el gato al agua en todos los sentidos imaginables.
El sexo, en esta vida, no está puesto por gusto. En esencia es para procrear prolífica y esencialmente. Esta deducción va en contra de lo que todos/as creemos, que es fornicar, o sea, hacerlo por puro placer y a diestro y siniestro, dejando a un lado todo tipo de moralidad.

JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.

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