Es el mejor niño del mundo, sin menospreciar a los demás. Él
saluda a todo el que pasa por la calle y es querido por todos los vecinos.
Tiene un hermano que se llama Jhony. Apenas tiene 2 añitos y ya se ha ganado el
aprecio de todos los vecinos, con su inocencia y sencillez.
Él ve una puerta abierta y se asoma y le dicen: “entra Luis”.
Lo primero dice hola y si quiere algo lo pide. En casa se va para la cocina y
señala el mueble donde están los dulces. ¿quieres una torta o un dulce Luis?,
con su lenguaje dice “si”. Da las gracias y se va.
Está muy bien enseñado por sus padres. Sobre todo por su
padre, que no quiere que sea un desvergonzado y no lo es. El otro día traía una
pelota y vino a enséñarnosla, le dije que me la echara para jugar y sin
dudarlo, me la echó. Jugamos un ratito. Es un bichillo, siempre está arriba y
abajo jugando y los demás niños también lo quieren, por el cariño que tiene.
Sus padres son muy pobres, pero tienen un gran tesoro con sus
hijos. No pueden comprarle muchos juguetes, pero tienen con que entretenerse.
Él saluda y si no se le contesta, repite el saludo, quiere
una respuesta y la merece. De él deberíamos aprender muchas personas, en lo del
saludo.
Su mejor virtud es el cariño con que hace las cosas. No
exige, sino que pide las cosas.
También tiene su
genio; si algo no le gusta, chilla y patalea para conseguirlo. Si se le da algo
de comer y no tiene más ganas, viene y devuelve lo que le sobra. No lo tira por
ahí.
Todos los piropos son pocos para Luis. Es un angelito de Dios
en la tierra. Tenemos que cuidarle para que cuando sea mayor no cambie y sea un
buen hombre de provecho. En todo el mundo habrá niños buenos, pero como Luis,
pocos.
Trae la paz a este mundo, que buena falta le hace.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario