Antes de nada explicar que, al decir en este escrito niños, se
pueden dar por aludidas las niñas.
Pues bien, los niños son esos hombres bajitos que nos alegran la
vida en todo momento. Si bien sus padres han de cuidarlos y educarlos en todo
momento, para que sean buenos hombres del mañana. Ellos hablan con todo el
mundo y no están reñidos con ninguna persona, que se cruce en su camino.
Hay padres que les gusta que saluden a sus hijos, otros no. Cada
cual es como es y no lo vamos a cambiar desde aquí. El caso que desde que nacen
hasta la pubertad, son nuestros hijitos.
Ellos no comprenden los problemas de los mayores, ni les importan.
Viven en un mundo aparte y no los ofendas, pues en su mente están viendo la
cara de Dios en el Cielo y la ofensa que tú le haces, se volverá contra ti, de
forma que el castigo que tú le haces volverá a ti, siendo tú el burlado.
Como digo, viven en un mundo aparte, donde todo es juego, respeto
y no existen problemas. Son de goma, pues si se caen lloran y al momento están
jugando y corriendo otra vez. Son como reyes. De hecho, son los reyes de la
casa y como tales deben ser tratados, pues al ser los hombres del mañana,
merecen ser tratados así hoy, para que mañana se puedan sentir orgullosos de su
niñez.
Son inocentes de todo y para ellos no existe el miedo, la
ambición, la envidia, los malos modos, el sexo, la gula (comen cuando tienen
hambre y no tiran lo que les sobra, se lo dan a papá o a mamá), el pecado en
general. Son los más queridos por Jesús de Nazaret, por su nobleza sin igual.
La paz interior es su más bella condición. Según los eduquen, sus
padres y después los profesores de la escuela, así serán el día de mañana. Sin
duda alguna: mujeres y hombres de provecho y de bien.
JOSÉ ANTONIO MÉRIDA.
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